Alonso Cueto: "La Perricholi revolucionó las costumbres de Lima". (César Campos)
Alonso Cueto: "La Perricholi revolucionó las costumbres de Lima". (César Campos)

El acaba de ganar un nuevo reconocimiento por su obra inédita Palabras de otro lado, también se ha estrenado su novela histórica y adelanta a este diario que tiene más proyectos en camino.

¿Qué significa para usted ganar el Premio de Narrativa Alcobendas Juan Goytisolo?
Un reconocimiento es siempre una ocasión de gratitud, sobre todo hacia los miembros del jurado, en este caso presidido por Mercedes Monmany, a quien yo admiro mucho por su trabajo. Pero, claro, un premio trae siempre compromisos, actividades públicas y el escritor no vive de eso, sino del silencio, la soledad y el tiempo personal. Así que es una cosa muy bienvenida, pero felizmente pasajera.

¿La protagonista de su nuevo libro es mujer?
Sí.

¿Por qué las mujeres tienen un rol tan preponderante en su obra?
La primera vez que yo quise entrar en el cuerpo y el alma de un personaje femenino fue con El susurro de la mujer ballena. Creo que en general son más interesantes para un autor porque las mujeres tienen una capacidad de relación con los demás más grande. Las mujeres se comunican más, se quieren más, se odian más también. Y la literatura trata sobre las relaciones de la gente, por lo menos la que a mí me interesa, en particular, sobre personajes solitarios y ensimismados. Las mujeres, por el hecho de haber sido reprimidas por sus padres, sus maridos, tienen mucho dentro de ellas, un mundo interior muy interesante y rico. Es un reto muy grande meterse en el papel de una mujer.

¿Cómo se hace para no fracasar en ese intento?
Yo he vivido una infancia con tías, con primas. He estado siempre cerca de mujeres. A mi esposa Cristina también le hago muchas preguntas, me ayuda bastante y, bueno, por intuición. Se hace tratando de entrar en ese misterio que es todo ser humano, pero que es especial en la mujer. Es muy difícil.

Su última novela publicada es La Perricholi. ¿Qué simbolizó ella en nuestra historia?
Ella hace una revolución en las costumbres de Lima, crea una historia personal de escándalo y provocación; desafía el sistema, así como los próceres de la independencia lo hacen desde el punto de vista político y militar, ella lo desafía desde las costumbres, las conductas, el teatro y la música. Micaela Villegas es una mujer coqueta, seductora, que se relaciona fácilmente con la gente, pero al mismo tiempo, convive con esa mujer dentro de ella que es religiosa, devota del Señor de los Milagros, que hace lo posible para que el virrey Amat repare la Iglesia de las Nazarenas, por ejemplo. Luego, está el lado de ella como artista y empresaria y el lado como madre sobreprotectora. Así que esta mezcla de contrastes y contradicciones la hace muy fascinante. Representa un poco al siglo XVIII, así como Santa Rosa representa al XVII.

¿Existe algún personaje similar a la Perricholi?
En Argentina hay una mujer que fue amante del virrey Liniers y que le pusieron de apodo la Perrichona.

Al final de su libro enumera muchísimas referencias bibliográficas sobre Micaela Villegas. ¿Por qué despierta tanto interés?
Ella y el virrey Amat son fascinantes. Él llega acá dispuesto a convertirse en un personaje histórico. Su padre lo ha ninguneado igual que su hermano mayor y él quiere triunfar y hacer de Lima el escenario de ese triunfo. Y lo mismo puede decirse de Micaela, porque su padre había perdido su fortuna, había sido menospreciado y ella quiere reivindicar ese fracaso. Entonces, se encuentran Amat y la Perricholi con una vocación de triunfo y de venganza contra el pasado. En el año 1829, el francés Prosper Merimée escribe una obra de teatro basado en la vida de ella; o sea, la convierte en un personaje en el imaginario europeo; luego, Jacques Offenbach escribe la ópera La Perichole; Thornton Wilder escribe El puente de San Luis Rey, con la Perricholi como personaje; hace unos años también hicieron una película con Robert de Niro, Murray Abraham y Pilar López de Ayala, que hacía el papel de la Perricholi. Hay mucho interés.

¿Qué tanto ha cambiado nuestra idiosincrasia desde el virreinato hasta ahora?
Mira, hay un tema al que Micaela se enfrenta que es un mundo de nobles y de castas. En esa época los miembros de la nobleza se casaban entre ellos, acumulaban más títulos. Ella es criticadísima porque entra en ese mundo sin ser una noble de origen, sino a través de su relación con Amat. Yo creo que 200 años después hay más comunicación entre los sectores sociales, hay una clase media más fuerte de lo que había, hay más conciencia contra el racismo, incluso la discriminación ya está castigada. Hemos progresado, pero nos falta mucho.

¿Es su primera novela histórica?
Tengo una novela anterior que se llama Duelo en la Ciudad de Plata, ambientada en el siglo XVII.

No hay muchas novelas históricas peruanas.
Eso me parece un error de los escritores, que no hemos asumido la historia del Perú con la consideración que se merece, pues está llena de personajes fascinantes. Creo que deberíamos tomar más atención para registrarla y mostrar lo que somos como sociedad, como mezcla. Tengo otros dos proyectos para una novela sobre la guerra con Chile y otra sobre las memorias sobre una mujer del siglo XX.

Demoró cerca de ocho años escribir La Perricholi. ¿Será igual con los otros proyectos?
Ojalá me dé vida para poder seguir adelante. Tener proyectos es apostar a que vas a seguir con este baile. Hace poco me decía Alberto Salcedo Ramos que en su tierra (Colombia), cuando alguien se muere, se dice que se le acabó el baile. Entonces, hay que tratar de seguir bailando todo lo que se pueda.

AUTOFICHA

- “Nací en Lima, en el 54. A los tres años de edad, mi familia se mudó a París. Pasamos dos años allá y luego vivimos tres años en Washington. Cuando cumplí siete, mis padres decidieron que querían que fuéramos peruanos mis hermanos y yo, y decidieron volver aquí. Es algo que agradezco”.

- “Estudié en el colegio Carmelitas y en la PUCP. Después me fui a España, ahí viví tres años y luego cinco años en EE.UU., donde me casé con una norteamericana. El doctorado en Literatura lo hice en la Universidad de Texas. Tengo dos hijos: Esteban y Daniel, y una nieta”.

- “Es difícil escribir una novela histórica porque uno tiene que entrar en la época, incorporar el habla… aunque si uno escribiera una novela con el habla exacta de esos años, no se entendería hoy. Entonces hay que adaptarlo; o sea, hay que hacer una especie de híbrido. Es muy complicado, pero muy interesante”.

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