Un buen personaje es un gancho imbatible para acercarnos a una obra. Y vaya que Micaela Villegas (1748-1819) lo fue. Sobre ella han escrito diversas plumas como Ricardo Palma y Ventura García Calderón, quien le dedicó una comedia satírica en tres actos. Recientemente, dos miniseries de televisión revivieron a esta legendaria actriz y bailarina. Con estos antecedentes, el escritor (Lima, 1954) presenta su novela histórica 'La Perricholi. Reina de Lima.'

Una buena historia no solo recae en la complejidad de su personaje principal. Además de la documentación necesaria para dotarla de verosimilitud, el desafío en una novela es brindarnos una dimensión mayor. En el imaginario popular, la Perricholi es recordada por sus amoríos con el virrey Manuel Amat y Junyent (1704-1782), así también por su actitud desafiante frente a una sociedad pacata en apariencia. Cueto no solo ha sabido darle profundidad al personaje sino que nos ofrece una lectura contemporánea de la sociedad limeña de hoy. Con sus matices, la capital mantiene algunas taras de la Colonia: la doble moral, la discriminación por la clase social y color de piel. Estos componentes son el eje del drama de Micaela Villegas, quien quiere ser como los nobles para demostrarles que en esencia es igual a ellos.

Narrada en tercera persona, la novela no solo se centra en la Perricholi sino también en el punto de vista del virrey Amat. Y es, precisamente, en voz de este que la novela alcanza sus mayores bríos. Sobre todo cuando analiza y reflexiona sobre el mundo de apariencias del que es parte. Esta línea narrativa de la novela se emparenta directamente con 'El susurro de la mujer ballena' (2007), historia en la que Cueto, con igual destreza, retrata las frivolidades de la clase alta limeña. Esta visión le otorga solidez a la obra, llevándola más allá de las descripciones sobre los encuentros sexuales entre Villegas y Amat.

Esta novela es sobre la vida de la Perricholi, pero sobre todo es el retrato de una sociedad que, más de 200 años después de la aparición de ella, sigue siendo la misma en gran medida. Ese es, sin duda, el gran mérito que nos permite conectarnos con una de las mejores novelas escritas por Alonso Cueto.

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