Alejandro Neyra: 'Los libros sobre fútbol han reemplazado a los libros de autoayuda'. (LuisCenturión/Perú21)
Alejandro Neyra: 'Los libros sobre fútbol han reemplazado a los libros de autoayuda'. (LuisCenturión/Perú21)

Llega en Metropolitano y se va en la línea 87. Av. Abancay, todo Aviación. Ha sido director de la Biblioteca Nacional, ministro de Cultura y es diplomático, considera que “es muy colonial” tener la parafernalia oficial que procura “no molestar a la autoridad”, por eso –y por austeridad– prefiere el transporte público. Autor de la serie de libros CIA Perú, en la que desanda los pasos de Abimael Guzmán, Alan García y Montesinos, ahora será parte del Tributo narrativo a Los Prisioneros (Altazor). Visitamos su oficina del C.C. Inca Garcilaso, a lado del Palacio Torre Tagle. Nos recibe en camisa y corbata, con un gesto espontáneo y una sonrisa amable.

¿Cuál es su vínculo con la música?
Escribo con música. La serie de novelas CIA Perú que he publicado la he escrito con el soundtrack de mi infancia, que es Risas y Salsa. Busco la música de esos años. Me acuerdo también de la música de Viva el Sábado. También busco videos de la época. Son muchos estímulos que me dan ideas para poder escribir.

Si buscara entre sus archivos de audio, ¿qué encontraría?
No uso Spotify, pero sí YouTube, mucho. Escucho de todo, desde Of Monsters and Men, que es un grupo escandinavo, hasta Mon Laferte, pasando por la salsa.

¿Y cuál es su relación con Los Prisioneros?
Me propusieron encontrar una canción que me guste. Elegí “Tren al sur” y escribí un cuento sobre un peruano migrante y exitoso en Chile, que es donde he vivido dos años y medio como agregado cultural. Además, recuerdo que el viaje de promoción de colegio lo hice a Chile. También tengo esta imagen de Los Prisioneros yéndose de un set de televisión, peleándose con Gisela Valcárcel.

Está también la relación amor-odio con Chile.
Hay muchos textos históricos sobre la relación de ambos países. Hay un libro de Daniel Parodi y el historiador chileno Sergio González, que se llama Las historias que nos unen, que van desde la relación entre Colo-Colo y Alianza Lima hasta el destierro de muchos intelectuales peruanos durante los años 20 y 30. De hecho, Ciro Alegría ganó su primer premio importante allá. Luis Alberto Sánchez vivió en Chile.

Los Jaivas hicieron un homenaje a Machu Picchu a partir de los poemas de Neruda.
Hay muchas cosas, en la cultura y las artes, que vinculan a ambos países.

¿Hemos superado esa distancia que en el fútbol a veces se reaviva?
Lo estamos superando en el día a día. En Chile hay más aprecio por lo que representa el Perú. La ex presidenta Bachelet decía que Santiago de Chile es el lugar donde hay más restaurantes peruanos fuera de Lima. Y de todo nivel, si vas al mercado De la Vega y comes el menú de Chiquita, que es espectacular, hasta El Cántaro de Oro de Óscar Gómez, quien fue como cocinero, y Edilberto Vega y César Valerio, que tienen más de 20 restaurantes cada uno.

Escribir sobre “Tren al sur” coincide con un texto que publicará en la selección de relatos de autores latinoamericanos Los topos mecánicos, en Nueva York, sobre experiencias en los metros.
Mi relato se llama ‘Cinco metros de problemas’, evocando a Oquendo de Amat, que son las experiencias que he tenido con cinco metros en mi vida. La primera y más traumática es el tren de Alan García.

En la serie CIA Perú, ha escrito sobre Alan García, Abimael Guzmán y Montesinos. ¿Qué tienen en común los tres?
Es el trío de terror de mi infancia y adolescencia. Y la idea es que ese Perú no se repita. En los dos primeros, García y Guzmán comparten hasta la sigla: AG. Era muy gráfico para mí escribir sobre dos personas que en los ochenta marcaron una época, obviamente en diferente nivel. Lo que hizo Abimael es casi inenarrable. Montesinos quizá se aproxime más a Guzmán, en otro nivel de terror.

¿El ego podría ser algo en común entre ellos?
También. Un ego suficiente para pensar que eran los elegidos para cambiar el destino de un país.

¿Qué conectó primero con Alejandro Neyra: la literatura o la música?
Creo que la literatura. Desde muy chiquito escribía mis pequeños cuentos de ficción. Tenía unos 6 o 7 años. Ahora que son los 200 años de Frankenstein, recordé que de niño veía todas las películas de terror. Y, curiosamente, en una época de terrorismo. Reescribía las historias de Drácula, Frankenstein, El hombre lobo. El terror en todas sus expresiones llama a los temores de alguien. Imagino que de niño mis temores eran vivir en un país de terror. El papá de uno de mis mejores amigos era policía y murió en zona de conflicto.

En el lapso de un año ha sido director de la Biblioteca y ministro de Cultura. ¿Qué le dejó ese breve paso?
Sé hacer pocas cosas en la vida: leer, escribir y ser un servidor público. Me siento muy orgulloso de haber estado en ambos puestos. Pero no he abandonado lo cultural, porque coordino los temas del bicentenario en cultura.

¿Es cierto que los peruanos no leemos?
No es cierto. Leemos mucho. La biblioteca pública siempre está llena. Lo que falta son bibliotecas y más opciones de leer de manera gratuita. A propósito del Mundial, han salido más de 20 libros. De alguna manera, los libros de fútbol se han convertido en lo que han sido hasta hace poco los de autoayuda. Son historias de éxito que necesitamos mucho los peruanos.

Y ahora tiene el reto de dirigir el Centro Cultural Inca Garcilaso, que nos deja la sensación de que le falta ser visible.
Sí. En gran medida, parte de lo que estamos tratando de hacer es, precisamente, darle mayor visibilidad. Mi idea de trabajo es también ver cómo enganchamos mejor con el Ministerio de Cultura. En el centro cultural, buscamos rescatar los valores esenciales del peruano.

AUTOFICHA

* “Tengo 43 años. Primero estudié derecho, porque es la carrera formal. Quise ser médico, pero no pasé de la ‘pre’. Me gustaba el derecho constitucional. Entré con la idea de cambiar al Perú y creía que con la Constitución se lograba. Ingresé el 1 de abril del 92, pero cuatro días después cerraron el Congreso”.

* “Seguí con el derecho, pero empecé a estudiar en paralelo literatura en la Universidad San Marcos. Terminé la primera carrera y un amigo me dijo: “Tú no vas a ser abogado, pero te gusta viajar y escribir, sé diplomático”. Y postulé a la Academia Diplomática”.

* “Entre otros libros, he publicado Peruanos Ilustres, Peruanos de ficción, Historia de dos Bernardos (O’Higgins y Torre Tagle). En proyecto están ‘Peruanos de ficción’, ‘Biblioteca peruana’ (cuentos) y una novela sobre un diplomático. Casi todos para 2019. Me encantaría escribir una novela histórica de Torre Tagle”.

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