"Recibí con mucha alegría dibujos de arcángeles y de armadillos coloniales hechos por niños polacos. Es lo mejor que puede pasar tras una muestra", declara el conservador de arte (Mario Zapata/Perú21).
"Recibí con mucha alegría dibujos de arcángeles y de armadillos coloniales hechos por niños polacos. Es lo mejor que puede pasar tras una muestra", declara el conservador de arte (Mario Zapata/Perú21).

Su padre estudió Derecho y su madre Matemática Pura. Ambos se encontraron en el arte y el fruto de esa unión es Aldo Barbosa Stern, quien ahora dirige la reconocida colección de arte virreinal Barbosa-Stern, que tiene más de medio siglo de creación y supera las 100 exposiciones. Pero Aldo también colabora, desde hace 20 años, con el Patronato Plata del Perú, que este sábado premia a los ganadores del concurso nacional, en el BCRP de Trujillo. Certamen que se realiza ininterrumpidamente desde hace 22 años, premiando las mejores piezas de orfebrería, joyería y filigrana. Con las matemáticas le fue muy mal. En los números veía figuras, animación, arte. En casa nunca hubo un “no toques” o un “cuidado”. De esa forma se acercó al arte, de manera natural y sin temor. Y hoy se dedica a la conservación. Así lo revelan sus manos dañadas por los químicos, pero también su pasión a la hora de hablar sobre la valorización y recuperación de nuestro patrimonio.

Recientemente, la colección Barbosa-Stern pisó suelo europeo, en Polonia.
La colección presentó la muestra 'Arte del Virreinato del Perú' en el Museo Nacional de Varsovia y en Breslavia. Y en este momento está en la ruta de retorno a Lima. Fueron 81 piezas entre pintura y platería, por primera vez en esa parte de Europa.

¿Cómo fue la reacción del público polaco?
El martes recibí con mucha alegría dibujos de arcángeles y de armadillos coloniales hechos por niños polacos. Es lo mejor que puede pasar después de una muestra. Lo que queremos es abrir las puertas del arte colonial a todo el mundo. Polonia es el país más católico de esa zona de Europa y digamos que tienen un conocimiento del significado de las imágenes. La sorpresa no fue la temática, sino el lenguaje pictórico, los colores, la paleta y la decoración.

El sincretismo también.
Exactamente. Se han sentido muy identificados y sorprendidos por la manera como nos hemos apropiado del arte europeo y lo hicimos nuestro. Nuestra colección es privada, pero intentamos que sea lo más pública posible, porque es patrimonio cultural de todos los peruanos.

“Soy una persona bastante racional y creo que eso hace que la pasión creativa no fluya como debe fluir en un buen artista. Soy un difusor del arte”, expresa Barbosa Stern (Mario Zapata/Perú21).
“Soy una persona bastante racional y creo que eso hace que la pasión creativa no fluya como debe fluir en un buen artista. Soy un difusor del arte”, expresa Barbosa Stern (Mario Zapata/Perú21).

¿Cómo se diferencia este arte en países como Polonia?
La gente estaba sorprendida por los materiales. Fardos, envoltorios de encomiendas, manteles son utilizados como base para la pintura. También sorprende la mezcla de pigmentos orgánicos e inorgánicos en un mismo color, cosa que allá no se trabaja, y la potencia de nuestra cochinilla, que es el rojo característico. También la influencia del manierismo, barroco, rococó y romanticismo.

¿Dónde está la riqueza del arte virreinal?
La podemos comprender desde el idioma en que estamos realizando esta entrevista hasta la fe que tiene el pueblo peruano católico y la gran devoción por sus imágenes. A la par, la influencia italiana, flamenca-barroca, de la pintura española, las estampas que llegaban de Francia, el influjo africano que llegó con los esclavos, la llegada de barcos filipinos. Desde ya somos un país global. La importancia del virreinato es el influjo de diferentes influencias del mundo que fueron nutriendo nuestra cultura. La importancia del arte colonial es que ha formado el inconsciente colectivo de nuestra cultura de una manera muy directa. La importancia del arte virreinal es que nos hizo globales. Y esa es la fortaleza más grande que tenemos.

Sus padres dieron inicio a la colección. ¿Qué los motivó?
Vienen de familias muy diferentes. Él nació en Lima, de una familia que vino de Ayacucho y coleccionaba arte europeo. Ella es de familia inmigrante húngara que llegó antes de la Segunda Guerra Mundial, y se enamoraron del arte precolombino. Esto empezó como una afición. Mi padre optó por la platería y mi madre por la pintura. Fueron aprendiendo. Hicieron su primera muestra en Lima y ese fue el detonante para especializarnos.

¿Y usted cómo convivía en ese camino emprendido?
Era niño. Visitábamos las antiguas casonas de la Av. Javier Prado, donde todo se remataba porque las iban a vender para convertirse en edificios. Era principios de los años setenta. Muchos de los hacendados vivían en esas casas y eran propietarios de las capillas que había en las haciendas. Entonces, ante la amenaza de la confiscación (por la Reforma Agraria), varios trajeron esas piezas a Lima y, al momento de vender, nosotros éramos de los pocos interesados en el arte colonial.

¿No es una tarea pendiente no solo estar detrás del arte sino también producirlo?
No. Soy más un técnico que un artista. Soy una persona bastante racional y creo que eso hace que la pasión creativa no fluya como debe fluir en un buen artista. Soy un difusor del arte.

También colabora con el Patronato Plata del Perú.
En 22 años, las piezas han ido evolucionando tanto temáticamente como en calidad. La filigrana la consideramos ya salvada. Este concurso no es uno de artesanos ni de orfebres, ni de joyeros, ni de artistas plásticos. A todos los consideramos artífices plateros. Hubo piezas de influencia precolombina, colonial, piezas lúdicas, joyería contemporánea.

Para Aldo Barbosa Stern, ser peruano es "tener memoria colectiva muy rica del mundo precolombino, del arte virreinal, del arte popular y sentirse un ciudadano del mundo" (Mario Zapata/Perú21).
Para Aldo Barbosa Stern, ser peruano es "tener memoria colectiva muy rica del mundo precolombino, del arte virreinal, del arte popular y sentirse un ciudadano del mundo" (Mario Zapata/Perú21).

El artífice platero es artista y artesano.
Los agrupa. Pienso en Joaquín López Antay, que ganó con su retablo el Premio Nacional de Cultura. Ese día cambió el Perú.

A tres años del bicentenario, ¿cuál es su visión?
Los mejores festejos de un bicentenario se tienen que dar intentando entender lo que significa ser un peruano.

¿Qué es ser peruano?
Tener memoria colectiva muy rica del mundo precolombino, del arte virreinal, del arte popular y sentirse un ciudadano del mundo.

¿Qué gana con todo esto?
Llevar el arte hacia el mundo, sembrar el interés por conocer nuestro país.

AUTOFICHA:
- “Tengo 47 años. Nací en Lima. Estudié Diseño Industrial en la Universidad Católica. Me dediqué por 10 años a la multimedia. Y luego me ocupé íntegramente del taller de conservación y a convertir la colección en un ente autosostenible. Soy casado, tengo dos hijos, de 13 y 10 años. Ellos son muy artistas”.

- “Quise ser abogado como mi padre Eduardo Barbosa Falconí, quien falleció hace 13 años. También pretendí estudiar arquitectura. Mi madre, Silvia Stern Deutsch, tiene 75 años. Ella prepara las piezas, ha estado en la inauguración de la exposición en Polonia”.

- “La conservación de arte es una profesión muy placentera. En cada segundo que uno invierte, estás recuperando, salvando algo, aprendiendo bastante. Creo que ha sido un mérito de mis padres inculcarnos el tema con naturalidad. Todos somos responsables por preservar nuestro patrimonio”.