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Redacción PERÚ21

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Durante cinco años consecutivos los pacientes de dos nosocomios de la ciudad de Lima no esperaban a Papá Noel en Navidad, sino a Alberto Guerra García (40), más conocido como el Dr. Tato. En 2002, Alberto acababa de graduarse de médico en la Universidad Cayetano Heredia pero no se sentía feliz. Estaba harto de ver tanta pobreza en los barrios marginales y a la gente mendigar por su salud en los hospitales. Necesitaba una inyección de humor, de aliento y de felicidad para poder llevar a cabo su profesión. Y la encontró en un taller de clown del grupo Bolaroja, en el que se metió de pies a cabeza durante un año.

Fue así que desde el 2003 hasta el 2007 se convirtió en el Pach Adams peruano, una suerte de aquel médico norteamericano conocido como el doctor de la risa terapia y que fue interpretado por Robin Willliams bajo el personaje de Hunter en el cine. "Durante esos años, sobre todo en Navidad, el Dr. Tato no paro de visitar los hospitales de El Niño y el Loayza con su atuendo de payaso para interactuar con los pacientes, no necesariamente a través de las carcajadas, sino escuchándolos a través de la técnica del clown, siempre con una sonrisa de esperanza para los mayores, o con códigos de colores, figuras y sonidos que solo los niños entienden", sostiene Guerra García.

Agrega que antes de ir a los hospitales, trataba de ponerse al tanto del estado de salud de los enfermos que iba a visitar. Así, luego comenzaba el intercambio de dibujos e historias, además de ese lenguaje con señas que aviva las miradas de los pequeños y que nubla de emoción la de los grandes.

"Trataba de que se relajen, que se olviden por un momento de sus males o que me cuenten de ellos en sus palabras. Cosas que quizás no le dicen a sus familiares por no preocuparlos o porque no les tienen confianza. Buscaba bajar al médico del pedestal en que está y acercarlo al paciente de una manera amigable, fraterna, que no lo vea como la persona que viene a clavarle inyecciones cada tanto o a obligarlo a tomar remedios nauseabundos, pese a que le puedan representar una mejoría", precisa Alberto.

CLOWN PARA TODA LA VIDAEn 2005 quiso poner un alto a su vida de payaso y se fui a estudiar una maestría en salud ambiental en el Instituto de Salud Pública de México. Sin embargo, el clown ya lo llevaba en el alma y, cada vez que regresaba de visitaba, seguía incursionando en los hospitales con su bola roja en la nariz. También anota que durante sus dos años de estadía en la tierra del genial Roberto Gómez Bolaños, pudo montar espectáculos en el D.F. y seguir un taller con el reconocido actor español Alex Navarro, amante de la aventura, viajero constante e ilusionista.

Al retornar al país definitivamente, el Dr. Tato comenzó a trabajar en el proyecto Belén que el grupo Bolaroja desarrolla en Iquitos (Loreto). "En 2010 pude llevar a cabo uno de mis sueños, algo que más tarde sería determinante en mi vida, llevar al Dr. Patch Adams a mi alma mater", cuenta el clown.

Alberto dice con orgullo que el reconocido médico califico al curso: Amor en la Atención de la Salud, que el dictaba en ese entonces en la Universidad Cayetano Heredia, como la primera asignatura en el mundo que tiene que ver con la felicidad y que da créditos en una facultad de medicina.

Tras este suceso, el Dr. Tato fue invitado a enseñar en la casa de estudios que lo formo. "Lo que planteo es que el payaso sea una herramienta del médico para que se comunique mejor con el paciente en su consultorio o en un hospital. Por ello, a partir del próximo año se dictará a los alumnos de cuarto y quinto año de la Cayetano una clínica donde los estudiantes deberán interactuar con sus pacientes utilizando las técnicas del payaso", revela.

FUTUROS PAYASOS SANADORESAntes de volver a sus actividades, Alberto acota que el germen del clown ya ha prendido entre 10 de sus alumnos, quienes han formado el grupo Cayetano Smile X, con el que llevan alegría, color y música de manera voluntaria a los asilos y albergues. "A estos chicos yo los he formado y la verdad que son increíbles. Incluso ya han llevado un taller nivel II de clown, lo que les ha valido para que sean invitados a actuar en el pabellón de pediatría del Hospital Cayetano Heredia. Ellos curan con el alma, con una sonrisa, el payaso es un médico sanador, solo hay que dejarlo entrar en tu corazón. Ese es el mensaje esta Navidad para todos los que están internados en una centró médico y vean entrar de ponto a un cara pintada", acota el Dr. Tato.

Por Martín Sánchez Jorges (msanchez@peru21.com)

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