Desde hace miles de años el hombre ha buscado la forma de mantener su juventud y vivir para siempre. Uno de los ejemplos históricos más conocidos fue el caso del emperador chino Qin Shi Huang, quien irónicamente murió a los 39 años debido a las grandes cantidades de mercurio que consumía en su intento de ser inmortal.
Por su parte los griegos creían en una 'fuente de la juventud', antigua leyenda recogida por el historiador Herodoto y que fue continuamente alimentada con nuevos datos a medida que pasó el tiempo. Al punto que llegó a ser buscada por el explorador español Juan Ponce de León en el Nuevo Mundo.
Estos no fueron los únicos hombres en buscar vivir para siempre. El caso más espeluznante es el de Erzsébet Báthory de Ecsed, más conocida como la condesa sangrienta. Esta era una poderosa aristócrata húngara cuya leyenda decía que se bañaba en la sangre de niñas y mujeres jóvenes para mantener su juventud, llegando incluso a beberla. Sin embargo, ahora se cree que realmente no cometió tales crímenes, sino que la historia fue una invención de sus enemigos políticos.
Todos estos intentos por conseguir la inmortalidad fueron motivados por supersticiones y leyendas que no necesariamente terminaron bien para sus protagonistas. Sin embargo, actualmente la ciencia está realizando grandes avances en este ámbito de estudio, con futuras aplicaciones que tal vez no nos permitan vivir para siempre, pero sí tener una vejez más saludable y quizá vivir unos años más.
¿QUÉ DICE LA CIENCIA?
Desde hace años los científicos vienen realizando estudios sobre cómo se puede mejorar la salud de las personas mayores, contrarrestar los efectos degenerativos del envejecimiento y aumentar la esperanza de vida. Muchos de esos estudios están estrechamente relacionados con la sangre.
En 2014 se publicaron dos estudios en los que científicos investigaban los efectos de inyectar plasma sanguíneo de ratones jóvenes en ratones más viejos, y los resultados fueron sorprendentes.
El primero de estos estudios se publicó en la revista Nature Medicine y estuvo a cargo de investigadores de la Universidad de Stanford. En sus estudios, detectaron que la inyección de plasma joven promueve la formación de células nerviosas en los más viejos. Esto producía una clara mejora en la capacidad de memoria y aprendizaje de estos ratones.
El otro estudio se publicó en la revista Science y estuvo a cargo de investigadores de la Universidad de Harvard. Estos no inyectaron directamente plasma sanguíneo, sino que se enfocaron en una proteína concreta: GDF11. Esta proteína, transferida de ratones jóvenes a otros con una edad equivalente a los 70 años de un humano, demostró mejorar sus capacidades cognitivas y motoras notablemente.
Incluso el inyectar sangre de adolescentes humanos en ratones cuya edad equivalente a la del hombre sería de 50 años, se detectó mejorías en memoria y cognición, en nuevos trabajos realizados por la Sociedad para las Neurociencias, en 2016.
El último trabajo sobre este tema fue realizado por la University College de Londres, y publicado en Nature. En este trabajo se hace un recuento de todas las investigaciones que han usado la transfusión de plasma sanguíneo y microbiota en ratas, ratones y peces, con resultados prometedores.
Se tiene que considerar que todos estos estudios han sido realizados en ratones, que por su similitud biológicas con el ser humano, pero al no haberse probado directamente en humanos, los resultados deben tomarse con positivismo y cautela. Además, ningún estudio refiere que la ingesta de sangre sea una opción, ya que el sistema digestivo es distinto al circulatorio, con el que se tiene contacto a través de una transfusión.
EL NEGOCIO
Quienes afirman haber realizado los experimentos en humanos es la compañía Ambrosia. Una empresa de San Francisco que lleva varios años ofreciendo sus propias transfusiones de sangre jóven con el objetivo de tener una vejez más sana, llegando a cobrar hasta US$ 8 mil por dos litros de sangre.
Esta compañía afirma tener sus propios estudios en donde usaron la sangre de jóvenes entre 16 y 25 años, en 70 personas mayores de 35 años con resultados sorprendentes. Sin embargo, los métodos usados son cuestionables, la muestra no es especialmente representativa y los intereses de la empresa llevan a cuestionar la viabilidad del estudio.
Es por eso que se debe mantener un sentido crítico al recibir este tipo de noticias y no permitir que la desesperación por vivir para siempre propicie que terminemos como el emperador Qin Shi.
Con información de: Hipertextual, The Guardian, Nature, Science, Nature Medicine, Society for Neuroscience.