Redacción PERÚ21

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La es uno de los placeres que muchos no tienen el tiempo de darse, ya sea por el trabajo o los estudios, por ejemplo. Sin embargo, el dormir algunas horas de más durante la tarde debería ser una práctica extendida y más frecuente si lo que se pretende es disminuir el riesgo de problemas médicos a futuro.

Según un nuevo estudio observacional del hospital universitario de Lausana (Suiza), estos descansos ocasionales están fuertemente vinculados con una reducción de las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares hasta en un 48%.

Para nadie es un secreto que la ciencia médica reconoce la vital importancia del sueño en el ser humano. A esto se suman ahora las denominadas siestas en un estudio publicado en la revista Heart, que indica que las personas que solo duermen la siesta una o dos veces por semana tienen menos riesgo de tener un ataque cardiovascular.

Es decir, las personas que toman siestas ocacionales, una o dos por semana, reducen su riesgo de fallos cardiacos has casi la mitad (48%) en comparación con los que no toman ninguna.

EL EXCESO TAMBIÉN HACE DAÑO

Sin embargo, contrario a lo que muchos pueden pensar, este vínculo no se encontró en las personas que abusan de las siestas, es decir, que toman siestas más frecuentes.

“En nuestro estudio solo encontramos una asociación entre la frecuencia de las siestas y las enfermedades cardiovasculares, mientras que no encontramos ninguna conexión con la duración de la siesta”, confirma Nadine Hausler, principal autora del estudio.

Es decir, las personas que se echaban siestas de 3 a 7 veces a la semana, sufrían más de somnolencia diurna y una apnea obstructiva del sueño más exagerada, que es un problema que ocurre cuando las paredes de la garganta se relajan y estrechan durante el sueño, interrumpiendo la respiración normal.

En este grupo destacaban personas de edad avanzada, con sobrepeso, mayores de edad, fumadores y principalmente hombres. Para este grupo, el riesgo de fallo vascular aumentó hasta un 67%.

EL ESTUDIO

La investigación se realizó en 3.462 residentes de Lausana (Suiza) seleccionados de manera aleatoria, entre las edades de 35 y 75 años. Y aunque los estudios fueron solamente observacionales, los expertos barajan varias posibilidades que explicarían las razones de esas conexiones.

Los resultados mostraron que el 58% de los participantes no echaron la siesta durante la semana anterior, el 19% lo hicieron entre una o dos veces, un 12% de tres a cinco veces y el 11% lo hacía de seis a siete veces por semana.

“Las personas que se echan pocas siestas compensan la falta de sueño nocturno y, por lo tanto, este descanso puede tener un efecto liberador de estrés. En contraposición, la razón por la que las personas toman siestas frecuentes puede deberse a una condición crónica subyacente. Sin embargo, este es un estudio observacional y no podemos estar seguros del mecanismo”, explica la investigadora, según informa .

Aunque la ausencia de un método para evaluar las siestas obstaculiza el estudio, este contribuye al debate actual sobre los efectos de la siesta en la salud y sugiere que la importancia de estas no solo radica en la duración, sino también en la frecuencia.

Con información de Hipertextual, Sinc.