Si algo aprendimos de la maravillosa literatura de Julio Verne, es que la realidad, más temprano que tarde, llega a superar a la ficción.Y el ámbito de la exploración humana del no solo no es la excepción, sino que parece ser uno de los principales tópicos.

Parece ciencia ficción, pero el ser humano esta destinado a dejar este planeta. Nuestra curiosidad no tiene límites, y ella nos ha llevado a increíbles avances tecnológicos con el fin de llegar al espacio y hasta soñar con explorar y colonizar otros planetas como ya lo hicimos con la Luna. (Sí llegamos, ya dejen el rollo de la conspiración).  

En este ámbito tecnológico, una idea que podría sonar extravagante y hasta sacada de una película, está dando sus primeros pasos para hacerse realidad: Estoy hablando de las velas solares. 

Se trata de unas inmensas velas de un material reflectante y ultraligero que son desplegadas en el espacio. Estas son capaces de aprovechar la presión lumínica de la radiación solar para obtener impulso, como si se tratase de un velero impulsado por el viendo. 

Nerdgasmo: Velas solares, la tecnología que podría llevarnos a otras estrellas

PRIMERO UN POCO DE HISTORIA

Esta idea de usar la presión de los rayos solares  a manera de viento que pueda ser utilizado como propulsión data del siglo XVII y se la debemos a Johannes Kepler. El astrónomo alemán observó que la cola de los cometas siempre apuntaban en la dirección contraria al Sol, hecho que lo llevó a deducir que el astro estaría generando algún tipo de propulsión. Posteriormente sus teorías fueron corroboradas experimentalmente en 1899 por Piotr Lébedev.

El astrónomo alemán Johannes Kepler. (Getty)
El astrónomo alemán Johannes Kepler. (Getty)

Sin embargo, no fue sino hasta el siglo XX que la comunidad científica empezó a interesarse por esta forma de surcar el espacio. Primero por los soviéticos durante la carrera espacial propia de la denominada Guerra Fría, hasta llegar a la NASA. La idea de usar velas solares en el espacio como método de transporte se fue refinando.

¿CÓMO FUNCIONA?

El director ejecutivo de la Planetary Society, y uno de los divulgadores científicos más reconocidos de los medios estadounidenses, Bill Nye, explica en una entrevista para la agencia AFP que confeccionar una vela solar no requiere de una tecnología revolucionaria, como uno podría imaginar.  

Se trata de un gran cuadrado de un material ultraliviano, reflectante y muy delgado, incluso más fino que el cabello humano, hecho a base de poliéster, material que se conoce industrialmente por el nombre de Mylar. 

Director ejecutivo de la Planetary Society, y uno de los divulgadores científicos más reconocidos de los medios estadounidenses, Bill Nye. (Getty)
Director ejecutivo de la Planetary Society, y uno de los divulgadores científicos más reconocidos de los medios estadounidenses, Bill Nye. (Getty)

Una vez que el satélite o nave se encuentre en órbita, esta vela de Mylar se despliega de tal forma que quede expuesta a los rayos solares. Al rebotar contra la vela, los fotones transfieren su impulso en dirección opuesta a la luz reflejada.

Cuanto más grande, más brillante y menor la masa de la nave espacial, más empuje se logra. El empuje que proveen estos fotones es diminuto, pero también ilimitado. Por lo que una vez en órbita, el combustible sería ilimitado y la falta de fricción del vacío del espacio favorecerían dicha propulsión. 

En 2010, la agencia espacial japonesa JAXA lanzó la sonda experimental 'Ikaros'
En 2010, la agencia espacial japonesa JAXA lanzó la sonda experimental 'Ikaros'

DE LA TEORÍA A LA REALIDAD

Con el refinamiento de la teoría, se dio paso a la puesta en práctica. En 2010, la agencia espacial japonesa JAXA lanzó la sonda experimental 'Ikaros', que tenía su propia vela solar y funcionaba parcialmente con esta tecnología. sin embargo, otros países y organizaciones no han logrado probar completamente este concepto.

En 2015, la Planetary Society diseñó y lanzó al espacio la sonda 'LightSail 1', y aunque tuvo algunos problemas, la misión se consideró exitosa debido a que tenía como objetivo probar el despliegue de la vela solar en el espacio, que es lo más difícil de lograr. 

Nerdgasmo: Velas solares, la tecnología que podría llevarnos a otras estrellas. (AFP)
Nerdgasmo: Velas solares, la tecnología que podría llevarnos a otras estrellas. (AFP)

Ahora, cientos de años desde que Kepler tuviera la romántica idea de naves espaciales impulsadas por velas, el cohete de la compañía SpaceX, Falcon Heavy, lanzó la 'LightSail 2', un satélite del tamaño de una rebanada de pan cuyo único sistema de propulsión es un enorme cuadrado de poliéster brillante: un velero espacial.

'LightSail 2' costó 7 millones de dólares, que aunque parece mucho, en términos de misiones espaciales es toda una ganga. Esta sonda orbitará la Tierra durante un año y representará una prueba de concepto de la navegación espacial con velas.

'LightSail 2' abrirá las cuatro partes triangulares que forman el cuadrado gigante de su vela, que desplegada tiene una superficie de 32 metros cuadrados. Gracias a la presión de la radiación solar, nuestro velero espacial comenzará a aumentar su altitud mientras orbita la Tierra, y sus demás funciones, como su cámara fotográfica y el sistema de comunicación con tierra, se alimentarán con paneles solares. 

Nerdgasmo: Velas solares, la tecnología que podría llevarnos a otras estrellas. (AFP)
Nerdgasmo: Velas solares, la tecnología que podría llevarnos a otras estrellas. (AFP)

Las utilidades de esta tecnología son muchas, como el mantenimiento de satélites artificiales en un punto fijo, pero lo que motiva a muchos científicos es la posibilidad de la exploración del espacio profundo, ya que estas velas tal vez no generen la gran velocidad que un motor genera a corto plazo, pero a largo plazo y con el combustible ilimitado de los fotones, alcanzaría velocidades asombrosas.