Seamos sinceros, el está repleto de estrellas, existen más de miles de millones de ellas, y si consideramos que cada una de estas puede tener sus propios orbitándolas (similar a nuestro Sistema Solar), entonces estamos hablando de una cantidad ridícula de planetas.

Sin embargo existe un problema: No todos los planetas reúnen las características deseables para que puedan albergar vida, no necesariamente inteligente (dejemos ese tema para otra columna), pero vida al fin de cuentas. No todos los planetas son rocosos como la Tierra, o tienen atmósfera como la Tierra, o tienen agua en estado líquido como la Tierra, o la temperatura es tolerable como... ok, entendieron el punto.

Todas estas características que tiene nuestro amado planeta, se deben a que este se encuentra en una zona en el espacio, respecto de nuestra estrella (el Sol), que los astrónomos denominaron como la zona habitable o de ‘Risitos de Oro’. Ya saben, como el cuento de la niña que, de las tres sopas que encontró en la casa de los osos, eligió la que no estaba ni muy fría, ni muy caliente.

En ese sentido, un planeta ubicado en la zona habitable es aquel que se encuentra a la distancia perfecta de su estrella para que o no se congele o no se calcine.

Con estas ideas es que el satélite de estudio de tránsito de exoplanetas de la NASA (TESS por sus siglas en inglés) ha venido observando el espacio profundo desde su lanzamiento en abril de 2018, descubriendo y catalogando un gran número de estos planetas más allá de nuestro Sistema Solar, hasta que se topó con uno que ha despertado la curiosidad de todos aquí: TOI 700 d (Ya sé, es un nombre feo, pero los astrónomos de la NASA los ponen).

BUSCANDO EN EL ESPACIO PROFUNDO

TESS tiene un trabajo interesante, observa grandes franjas del cielo durante periodos de 27 días con el objetivo de detectar algún cambio en el brillo de ciertas estrellas. Estas variaciones de brillo con las que, luego de ser analizadas, corresponden al tránsito orbital de sus respectivos planetas.

Es decir, si se está observando una estrella y notamos que la intensidad de su luz disminuyó por un momento, significa que uno de sus planetas acaba de pasar. Como cuando notas que la luz de un foco disminuye brevemente cuando un objeto atraviesa tu campo de visión.

Es así como dieron con TOI 700, una estrella enana roja M con una masa aproximadamente equivalente al 40% de nuestro Sol y con casi la mitad de la temperatura de nuestro astro. Y orbitando esta estrella se detectaron tres planetas, TOI 700 b, TOI 700 c y TOI 700 d. (¿Ahora entiendes lo del feo nombre?).

Pero la atención se fijó en TOI 700 d, un planeta rocoso 20% más grande que la Tierra pero que se encuentra en la zona habitable, es decir, a la distancia justa para albergar vida.

Sin embargo, no se puede cantar victoria todavía, ya que con los datos disponibles hasta el momento, los científicos de la han desarrollado modelos sobre 20 posibles escenarios que van desde un planeta completamente cubierto por un océano y una atmósfera densa mayoritariamente de dióxido de carbono, hasta una versión de nuestro planeta sin nubes.

Los estudios sobre TOI 700 d se mantienen, ahora están examinando los espectros que se forman cuando la luz atraviesa la atmósfera, pues las diversas interacciones ofrecen información sobre las moléculas de las que está compuesta.

Pese a que este no es el primer exoplaneta encontrado en una zona habitable, ya han sido descubiertos varios planetas en el sistema TRAPPIST-1 y otros mundos descubiertos por el telescopio espacial Kepler, eso no quita el hecho de que la misión TESS está obteniendo grandes frutos en cuanto a la exploración del espacio, ampliando nuestro conocimiento sobre los exoplanetas, principalmente los habitables.

DATO: Por si te lo preguntaste, TOI 700 d se encuentra a aproximadamente un poco más de 100 años luz de distancia en la constelación del sur Dorado.