Los que vienen azotando la Amazonía, principalmente en Brasil, y que han conmocionado al mundo entero, tienen consecuencias obvias como la pérdida directa de flora y fauna en las zonas afectadas. Sin embargo, la ha detectado consecuencias que pueden ser incluso más preocupante.

Sin verse a simple vista, esta consecuencia tiene relación con el aumento de los niveles de monóxido de carbono, un gas no clasificado como ‘de efecto invernadero', pero que puede afectar muy negativamente la salud de las personas que habitan en torno a los lugares afectados.

¿QUÉ ES Y CÓMO AFECTA EL MONÓXIDO DE CARBONO?

El monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro y altamente tóxico que se libera cuando una sustancia compuesta por carbono se quema en presencia de una cantidad insuficiente de oxígeno.

Este gas está comúnmente relacionado con las intoxicaciones por braseros de carbón pues suelen presentarse cuando se hacen brasas en lugares cerrados o poco ventilados, generando peligro a la salud ya que al ser inhalado en grandes cantidades, este ingresa al torrente sanguíneo y se une a la hemoglobina. De esta forma impide que el oxigeno pueda ser transportado por todo el cuerpo.

Producto de esta intoxicación, las células no se oxigenan correctamente y empiezan a aparecer síntomas como mareos, náuseas, dolor de cabeza, irritación ocular y de las vías respiratorias e incremento de las frecuencias cardiaca y respiratoria, hasta llegar a la muerte si no se detecta a tiempo.

¿Y QUÉ TIENE QUE VER EL AMAZONAS?

El monóxido de carbono también está presente en los incendios forestales, aunque está tan disperso que sus efectos son menores y afectan principalmente a los bomberos dedicados a apagarlos.

Sin embargo, en el Amazonas estos niveles están llegando a cifras muy por encima de lo que se considera habitual según un mapa recientemente publicado por la NASA, en el que se aprecian los niveles de CO a 5.500 metros de altura, entre el 8 y el 22 de agosto.

En el mapa se aprecia en colores los niveles de concentración de este gas, siendo las zonas verdes las que alcanzan las 100 partes por billón en volumen (ppbv), mientras que las amarillas se sitúan en torno a las 120 ppbv y las rojas a las 160 ppbv. Cifras que ya generan alarma.

En el Amazonas los niveles de CO están llegando a cifras muy por encima de lo que se considera habitual según un mapa recientemente publicado por la NASA
En el Amazonas los niveles de CO están llegando a cifras muy por encima de lo que se considera habitual según un mapa recientemente publicado por la NASA

Cuando se dan incendios en lugares abiertos, las consecuencias no suelen ser tan drásticas, sin embargo, las cifras detectadas por la NASA demuestran que las altas concentraciones de CO en la zona de Sudamérica ya están afectando de manera negativa la calidad del aire, pudiendo perjudicar la salud de las personas, principalmente las que tienen trastornos previos a nivel cardiovascular.

Este gas puede también viajar grandes distancias gracias a los vientos, por lo que sus perjuicios no quedarían restringidos solo a la zona del incendio.

Y por último, pese a no ser un gas de efecto invernadero, sigue siendo un claro impulsor del cambio climático, ya que interacciona con algunos gases que sí son de efecto invernadero, como el dióxido de carbono o el metano, potenciando sus efectos sobre el calentamiento global.