El consumo de la marihuana sigue su camino hacia una total legalización en el mundo. Sin embargo, algo ha llamado la atención y consecuente preocupación en los investigadores y autoridades respecto a esta droga: Cada vez es más potente.
En 2022, el gobierno de los Estados Unidos informó que, en muestras incautadas por la DEA, los niveles promedio de tetrahidrocannabinol, o THC (el compuesto psicoactivo de la marihuana que te hace sentir drogado) se habían más que triplicado en comparación con 25 años antes, del 5 al 16%.
Los productos que se consiguen ya sea de manera legal o ilegal, y la mayoría de las cepas afirman tener al menos entre un 20 y 30% de THC. Incluso productos de marihuana concentrados diseñados para vapear pueden etiquetarse como de hasta un 90%. Esto ha significado un problema para quienes buscan consumirla de manera recreativa sin llegar a mayores pero, principalmente, puede resultar peligroso.
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En los últimos años, han aumentado los informes de personas, especialmente adolescentes, que experimentan "psicosis inducida por marihuana" a corto y largo plazo, con consecuencias que incluyen hospitalizaciones por vómitos crónicos y alucinaciones auditivas. Múltiples estudios han establecido un vínculo entre el uso intensivo de marihuana de alta potencia, en particular, y el desarrollo de trastornos psicológicos, incluida la esquizofrenia , aunque no se ha demostrado una conexión causal.
Desde 2020, empezaron a aparecer productos nuevos, como comestibles, extractos, algunas con un contenido de THC mucho más alto. "La industria del cannabis lo llama cannabis 2.0. Estos productos no son más que cannabis cada vez más procesado", afirmó el doctor Daniel Myran, investigador del Instituto de Investigación del Hospital de Ottawa.
“Es perfectamente posible que este nuevo tipo de cannabis, muy fuerte y consumido en patrones muy intensos, pueda causar daño cerebral permanente a los adolescentes, porque es cuando el cerebro se está desarrollando mucho”, refirió por su cuenta, Keith Humphreys, profesor de psiquiatría de Stanford y ex asesor de políticas de drogas de la administración Obama.
Humphreys destacó que la proporción de personas que tienen episodios psicóticos aislados con marihuana será “mucho mayor” que la cantidad de personas que terminan con una alteración permanente. Pero incluso un episodio temporal de psicosis es bastante malo.
MÁS POTENTE LA DE AHORA
Una de las premisas básicas del movimiento de legalización es que la marihuana, si bien no es inofensiva, se acerca bastante a serlo: posiblemente sea mucho menos peligrosa que el alcohol. Pero gran parte de la hierba que se vende hoy en día no es la misma que se usaba en los años 1990 y 2000.
La mayoría de los consumidores adultos recuerdan sus primeras experiencias con la marihuana pero con variedades de nivel medio, pues en la era anterior a la legalización, era más probable acceder a hierba de este tipo. Ahora, con el advenimiento de nuevos productos con niveles más altos de THC, las variedades de nivel medio son difíciles de conseguir.
Los niveles del compuesto psicoactivo THC han ido aumentando de forma constante en la marihuana desde la década de 1970, debido en gran medida a que los cultivadores seleccionan cepas más potentes, informa NewScientist que cita a un estudio de 2020. La disponibilidad de marihuana altamente potente, junto con datos que muestran que cada vez más personas creen que el cannabis es relativamente inofensivo, está dando que pensar a algunos investigadores.
Estos altos niveles de THC en los productos de marihuana responderían al mismo mercado, pues los productores están apuntando a los fumadores habituales que representan aproximadamente un tercio de los consumidores de marihuana según una investigación de Jonathan P. Caulkins, profesor de políticas públicas en Carnegie Mellon. Es decir, el negocio está en los productos más potentes.
CORRECTA LEGALIZACIÓN
Es cierto que el cannabis tiene beneficios médicos respaldados por evidencia científica. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) ha aprobado varios productos disponibles comercialmente, entre ellos el Dronabinol para las náuseas y los vómitos inducidos por la quimioterapia y el Epidiolex para una forma poco común de epilepsia en jóvenes. Ambos medicamentos están disponibles únicamente con receta médica.
Lo ideal sería que la legalización contemple regular la marihuana de la misma manera en que se regula otras sustancias como el alcohol y el tabaco, supervisando el empaquetado, la publicidad y la distribución. También se podría exigir a los vendedores que creen etiquetas claras y estandarizadas con información nutricional que indique el porcentaje real de THC, las dosis recomendadas y las sugerencias profesionales sobre qué hacer en caso de una intoxicación grave.
No hace falta ser un defensor de la guerra contra las drogas para preocuparse por las consecuencias de liberar tanta hierba de altísima potencia en el mundo.
La historia de la lucha contra las drogas ha sido durante mucho tiempo una lucha discriminatoria y draconiana, pero el cambio hacia la legalización de la marihuana parece estar yendo demasiado lejos en la dirección opuesta. Si la marihuana se va a vender legalmente, los consumidores deben saber lo que están comprando y tener la confianza de que alguien se está trabajando para que esta sea segura.