Redacción PERÚ21

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No dejan atrás a un compañero herido. Las hormigas cazadoras de termitas de la especie 'Megaponera analis' atienden las heridas de sus 'soldados' lesionados tras enfrentamientos con otras especies.

Este comportamiento único en el mundo animal fue descubierto por investigadores de la Universidad de Würzburg en Alemania, quienes también aseguran que las hormigas rescatan a sus compañeras en el campo de batalla y los llevan cuidadosamente hasta el hormiguero. 

Según los investigadores, las hormigas se recuperan en unas pocas horas y son reincorporadas a los enfrentamientos. Sin este tratamiento, el 80% de hormigas heridas morirían en menos de un día.

Esta clase de hormigas habitan en gran parte del África subsahariana y se alimenta exclusivamente de termitas. Su forma de cazar, explica Erik Frank, autor principal de , "es muy sofisticada y muy militar".

Según Frank, las hormigas acuden a la batalla en filas de 200 a 600 insectos marchando ordenadas, atacan a las terminas en sus sitios de alimentación y a algunas las arrastran hasta su nido para devorarlas. 

"Tienen muchas similitudes con la organización militar de los antiguos romanos y de la época medieval" señala el autor.

Piden ayuda emitiendo sustancias

Durante el combate, si hay una hormiga lastimada, esta pide ayuda emitiendo una feromona que les permite a las demas localizarla y llevarse a su compañera herida. Eso sí, solo lo hacen si es que es posible que se pueda recuperar, dicen los científicos. 

Sin embargo, esto último no es decisión de las hormigas que acuden a salvarla, sino de los propios heridos. Si alguno de estos es recogido por sus compañeras, se retuerce hasta que sus salvadoras la suelten, según indica el .

'Lamen' las heridas

Una vez en el nido, el tratamiento entre ellas consiste en lamer las heridas de sus compañeras durante varios minutos. "Suponemos que lo hacen para limpiar las heridas e incluso aplicar sustancias antimicrobianas con la saliva para reducir el riesgo de infección bacteriana o fúngica", indica Frank.

Erik Frank recalca que este comportamiento no nace de la compasión. Es totalmente inconsciente y solo existe porque es beneficioso para la colonia, ya que en el mundo de las hormigas, los individuos carecen de valor.

El autor ahora mudará su investigación a la Universidad de Lausana, en Suiza, para tratar de conocer más acerca de esta sustancia con las que las hormigas pueden curarse entre ellas.

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