Redacción PERÚ21

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Un niño de 9 años sintió una extraña sensación en uno de sus oídos que alertó a sus padres. Luego de llevarlo al hospital Yale New Haven, en , los médicos se llevaron una desagradable sorpresa: El niño tenía una garrapata adherida a su tímpano derecho.

Interrogado por lo médicos, el menor reveló que tres días antes, había oído un zumbido en esa oreja. Sin embargo, al no sentir un dolor real y poder escuchar perfectamente bien, no le prestó mayor atención.

El Dr. Erik Waldman , coautor del informe y jefe de otorrinolaringología pediátrica en el hospital, compartió el estudio en el . Cuando se le preguntó qué había estado haciendo, el menor no dijo nada más inusual que jugar al aire libre en la escuela.

Waldman fue quien descubrió a la garrapata implantada en la membrana timpánica derecha, rodeada de tejido inflamado. El médico intentó quitar la garrapata, pero el arácnido incrustado no se movió.

"En cualquier niño, es difícil extirpar un cuerpo extraño de una oreja, pero especialmente en este caso", refirió el doctor David Kasle, el otro autor de la publicación médica.

Como se sabe, las garrapatas se sostienen fuertemente para chupar la sangre de su huésped. Tirar de ellas causaría dolor y probablemente rasgaría la membrana a la que están adheridas.

"El tímpano actúa esencialmente como parte de un mecanismo de palanca bastante complejo para permitir que el sonido viaje desde el oído externo hacia el oído interno y hacia el oído medio, donde hay osículos, huesos pequeños. Necesitas ese tambor intacto para obtener un buen sonido", explicó Kasle.

No eliminar la garrapata también tendría consecuencias. "Con el tiempo, el niño no podría escuchar bien. Sin embargo, no quería "infligir más daño", incluida una posible perforación del tímpano. Un agujero podría no ensordecer al niño, pero "empañaría" su audición", agregó Kasle, quien fue el responsable de la delicada operación para extraer al arácnido.

El arácnido (no confundir con los insectos) fue identificado como Dermacentor variabilis: una garrapata de perro, que se encuentra comúnmente en varias zonas de los Estados Unidos.

Luego de la operación, el menor fue tratado con un antibiótico en la oreja para curar cualquier abrasión y un mes después, el niño estaba bien. Su membrana timpánica se había reparado y no presentaba fiebre ni erupción.

Con información de CNN, New England Journal of Medicine, Livescience.

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