A primera vista podríamos decir que es un FPS, colorido y fresco. Goza de tener héroes, con superpoderes, que llenan las pantallas de efectos y explosiones. Pero Overwatch es más: es un juego en el que podemos controlar a cualquier personaje como si fuese una parte de nuestro cuerpo y que cada héroe y mapa goza de una originalidad total a grandes niveles, incluyendo su forma cooperativa de juego.
Cada personaje tendrá una función en el campo de batalla: unos serán ofensivos, otros de soporte, de defensa y de tipo tanque. Es decir, cada equipo deberá tener diversos tipos de personajes en batallas planteadas en sus 12 mapas –basados en lugares reales– y cuatro modos de juego; si no, su futuro estará condenado antes de comenzar.
['Overwatch': Reseña de lo nuevo de Blizzard]
Su control es bastante intuitivo y práctico. El hecho de fallar un disparo o una ráfaga de cohetes es un deleite gracias a su calidad de 1,080 p, a 60 cuadros por segundo. A esto le sumamos el hecho de que los personajes tendrán comentarios o efectos de sonido para que nuestro gameplay sea lo más real posible, haciendo que la experiencia sea total.
Prácticamente no le hemos encontrado 'pero' alguno a la nueva joya de Blizzard. Overwatch llega a replantear varias cosas en la industria y, al mismo tiempo, satisfacer los deseos de los gamers.