Desde el inicio, 'Assassin’s Creed Origins' nos plantea una aventura en la que deberemos avanzar –e investigar– un mundo que, poco a poco, se abre más y más. Además, gracias a misiones principales y secundarias, podremos conocer poco a poco los lazos de Bayek con el antiguo Egipto, con la Orden de los Antiguos y con el conflicto entre Ptolomeo y Cleopatra.
El Egipto desarrollado por Ubisoft desprende ‘carisma’ por todos lados. Alejandría y su legendaria biblioteca y faro, Menfis –capital del Imperio Antiguo de Egipto– y las pirámides de Giza demuestran un gran trabajo.
Su sistema de combate es el mejor que ha tenido un Assassin’s Creed a la fecha, gracias al uso del sigilo o la acción. Para esto se emplean armas y escudo, siempre en niveles muy bien implementados. Otras franquicias sirven como base –Watch Dogs 2 y Ghost Recon Wildlands–, ya que podemos ver detalles de estas en Senu, nuestra águila compañera que nos servirá para marcar objetivos.
Otro punto interesante de Origins son sus puzzles y la incitación a explorar las tumbas. Y es que muchos de estos lugares llegan con ciertos toques didácticos.
Técnicamente, Origins destaca en todos los aspectos. Goza de una gran definición, cambios meteorológicos y efectos.
Origins une de forma clara a otros dos títulos de este año, mostrando una clara tendencia de lo que debe ser un buen título de estas características por un largo tiempo, un tiempo tan largo como las arenas del desierto.