Rafael Amaya estuvo internado cuatro meses para dejar sus vicios al alcohol y las drogas. (Foto: Telemundo)
Rafael Amaya estuvo internado cuatro meses para dejar sus vicios al alcohol y las drogas. (Foto: Telemundo)

A inicios de diciembre de 2020, sorprendió a todos al anunciar que se encontraba en rehabilitación a causa de sus adicciones al alcohol y las drogas. Como se recuerda, hasta antes del anuncio se desconocía la razón por el que el actor de “El señor de los cielos” se había ausentado de la vida pública y por mucho tiempo vivió escondiéndose de sus familiares, amigos y de sus seguidores.

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Si bien, gracias a la ayuda de su gran amigo Roberto Tapia, la propia hermana del actor y su manager llegaron a apoyarlo en este duro momento llevándolo al centro de rehabilitación del exboxeador Julio César Chávez, el proceso de recuperación del histrión, quien estuvo internado cuatro meses, ahora podría estar corriendo peligro.

El expúgil señaló que luego de que Amaya fue dado de alta, este se comprometió a continuar con el programa de desintoxicación para dejar atrás ese oscuro túnel en el que se había metido; es decir, él fue claro al señalarle que la recuperación iba a continuar por muchísimo tiempo, pese a que ya no estaba internado, pues la lucha continuaba para que evite caer en tentaciones.

“Él termino su proceso, pero él tiene que seguir yendo a pláticas porque si recae que no diga por qué recayó. No. [Simplemente] porque no fue a sus juntas. Uno tiene que estar siempre en contacto con las clínicas para no volver a recaer. Esto es de todos los días, de solo por hoy”, manifestó a Ventaneando Julio César Chávez.

El actor junto al boxeador Julio César Chávez en su centro de rehabilitación. (Foto: Rafael Amaya / Instagram)
El actor junto al boxeador Julio César Chávez en su centro de rehabilitación. (Foto: Rafael Amaya / Instagram)

Asimismo, reitero que las consecuencias de no hacerlo podrían resultarle muy caras, pues se corre el riesgo de tirar al tacho todo lo que habían avanzado.

“Si se puede todos los días. Si uno deja de ir a las juntas, le entra a uno la depresión, le entra a uno las ganas de consumir. Cuando él sienta ganas de consumir, rápidamente [debe] hablar con sus terapeutas y sicólogos, ir a las juntas y curarse porque es la mejor manera de estar uno estar limpio”, precisó.

Finalmente, le pidió a su amigo Rafael Amaya no descuidar su salud y cumplir con lo que se comprometió como es jamás abandonar su tratamiento, al tiempo de valorarlo como ser humano.

“Platiqué mucho con él. Es un niñote y canijo. Es una finísima persona y un excelente ser humano no porque estuvo en la clínica, sino que lo demostró a través de su recuperación y el hecho de convivir con todos los pacientes y no sentirse más que los demás, a sentirse que era un adicto en recuperación; eso le dio mucho más valor”, puntualizó.