Por Diego Daza

La primera vez que fui a un me di cuenta de que estos eventos son mejores que los conciertos. Mientras que el primero te ofrece una variedad de artistas y escenarios, el segundo solo se limita a presentar a uno principal y, usualmente, en un mismo estrado.

La música electrónica se disfruta más cuando tienes a tu disposición distintos géneros para elegir qué escuchar, a quién ver y en dónde. He aquí el valor que tiene como cimiento cualquier festival. El éxito de Tomorrowland en Bélgica, Electric Deysi Carnival en Las Vegas o el mismo Creamfields en UK, radica en la calidad de experiencia que se le ofrece al público.

En el caso del , evento que anualmente se celebra en Miami y tuvo su primera edición en 1999, siempre tuvo la consigna de reunir a los mejores productores y DJ de música electrónica. Con el pasar de los años, expandió sus fronteras, llegando a cerca de 20 países diferentes de los cinco continentes del mundo.

MIRA: Road to Ultra Perú vuelve a la escena local con su quinta edición en el país

Cuando llegó a mi país, Perú, en el año 2015 bajo su formato Road To Ultra (RTU), la oferta de la escena electrónica nacional evolucionó. Aquel año, Ultra Worldwide notó que los peruanos merecían que la carta de menú de artistas y géneros se diversificara.

Ya no éramos solo house, techhouse, minimal o deep, tal y como habíamos estado acostumbrados. Si bien es cierto que el lado underground de la música electrónica es la más respetada por tener artistas de la inmensa talla de Carl Cox, Richie Hawtin o Adam Beyer, también es una realidad que el EDM (electronic dance music, el lado más comercial y mainstream) posee gran demanda en Perú. Y Ultra se lo dio.

Tuvimos cinco ediciones del Road to Ultra y otras cinco de Resistance entre 2015 y 2022. Todas fueron un éxito. Ambos eventos se realizaban por separado porque el estilo musical, la temática y los públicos eran distintos. Sin embargo, llegó el año 2023 con el anuncio de que todos los seguidores de este género esperábamos: Perú iba a tener su propio festival Ultra para reunir en un mismo lugar a toda esta variedad de gustos y colores.

Gracias a esta noticia, podemos decir ahora que estamos a la misma altura que Brasil, Europa, Sudáfrica, Japón o Australia. ¿Y gracias a qué? A que las personas respondieron de forma excelente, durante más de cinco años, a los RTU y Resistance.


Ultra Main Stage: El protagonista de la historia


Todo festival de música electrónica necesita de un escenario principal que sea la cara del evento. Es como la cabeza y el corazón a la vez. Ultra, siempre acostumbrado a deleitar a sus invitados con imponentes main stages, presentó un diseño impresionante, con pantallas de extremo a extremo, las cuales se lucieron hasta en la misma U central que lo caracteriza.

No hubo nada que envidiar a los escenarios que se presentaron en Brasil, Sudáfrica o Croacia. La cancha del estadio San Marcos calzó perfecta para albergar a este enorme monstruo que solo los más grandes del género pueden domar.

¿Saben qué es lo más bonito de esto? Ver a compatriotas tocando en este escenario internacional. Sebastian Mateo tuvo el honor de dar el play de honor y no le quedó grande esta responsabilidad. Por su parte, Tolinchilove -bajo su experiencia tocando en anteriores festivales- hizo bailar a quienes llegaban temprano con su set lleno de house y dance.

Mientras más pasaban la horas, el público iba cocinando la atmósfera que iba a envolver el festival. La alegría, la espontaneidad, los colores y los disfraces resaltaban cada vez más. Esta es la verdadera esencia del ULTRA Perú: personas alegres en búsqueda de pasar un momento con música y amigos. Y si no los tengo, ¡los consigo ahí mismo!

Timmy Trumpet, lleno de energía, electrohouse, hardstyle y pinceladas de dubstep, no decepcionó en su primera presentación en Perú. Oliver Heldens nos regaló un set especial al empezar con un edit de nuestro clásico Cóndor Pasa mixeado con su tema “Wombass” feat. Tiesto. Finalmente, Alan Walker y Marshmello cerraron a lo grande el Ultra Main Stage con un espectáculo de fuegos artificiales lleno de electropop y dance.


Resistance: El equilibrio que la fuerza necesita


Qué aburrido es un héroe que sea totalmente bueno, o un villano que sea totalmente malo. Todo en este mundo necesita un equilibrio. El ser humano está compuesto de esas variaciones y eso es lo que lo hace alguien interesante, con matices que son el resultado de historias y experiencias.

Resistance es eso: es el contrapeso que Ultra necesita para completar ese círculo. No todo puede ser un arco iris. Este escenario fue liderado por distintos artistas que, desde la penumbra, como dioses omnipresentes salidos de las sombras, hacían mover al público con movimientos erráticos.

La argentina Milena Adamis y la alemana Melanie Ribbe fueron las mujeres que elevaron los sonidos a 120 BPM, velocidad característica del tech house. Con ellas, cayó la tarde y dieron paso a las presentaciones de POPOF x Space 92, HI-LO y de Pan Pot, quienes no desperdiciaron la oportunidad de demostrar por qué son uno de los más venerados en los escenarios oscuros de Resistance.

Su columna vertebral es la música electrónica underground, la “resistencia” ante la cultura popular. El techno tiene esa mística que nos regresa a los inicios de los años 80 cuando el DJ se encerraba en su cabina en las fiestas secretas “raves” en el Reino Unido y nadie sabía quién tocaba.

Esa cultura underground es lo que recogió Resistance y lo llevó a sus escenarios. Enrico Sanguiliano, Dubfire, Nicole Moudaber y Loco Dice fueron esos personajes que apenas se veían desde lejos, entre sombras, mientras retumbaban sus mashups y temas con melodías oscuras.

Bailar entre luces láser, moverse en medio del humo que expulsaba el escenario y, sobre todo, disfrutar de los constantes bajos y sonidos graves, es algo que solo en Resistance puedes lograr.


Criterio stage: Wade y su carpa revelación


Si ya teníamos al protagonista y al antagonista, ¿por qué no tener a ese personaje extra que nunca decepciona y que sirve como intermedio entre los dos anteriores? Este es el Criterio Stage y su excelente debut en el ULTRA Perú.

Wade es el productor y DJ español encargado de este escenario que impresionó a más de uno porque nadie lo tenía en su radar. Este artista es oriundo de la ciudad de Sevilla y uno de los exponentes ibéricos del tech, deep house y dub techno. Con 33 años encima ya es un referente en su región, al punto de poder tener un propio stage en algunas ediciones de Ultra.

A las 9:15 p.m., este artista se presentó en el Ultra Main Stage para adelantar lo que iba a hacer con sus consolas, en su propia casa, tres horas después: puro house y dance directo a la vena. A diferencia de Resistance, las melodías eran más armoniosas, con menos velocidad en sus beats e invitando a bailar a todos con una sonrisa en el rostro.

Esa fue la línea que siguió el resto de invitados en el Criterio Stage: Ammo Avenue, Paskman, Bruno Furlan, Jay de Lys, Roxe y Miguel Bastida fueron los encargados de darle vida a este escenario donde llegaban los curiosos para refrescarse de lo colorido del Ultra Main Stage y lo oscuro de Resistance.


La trilogía estaba completa


El estadio San Marcos se vistió de gala ese día para recibir a quien fue, quizá, uno de sus mejores invitados que ha tenido desde que se convirtió en un recinto para los mejores eventos musicales. Todas sus entradas fueron convertidas en puertas que te advertían que lo bueno estaba detrás de ellas.

Las banderas de los países donde se realizan las otras ediciones de Ultra flameaban por todo lo alto en la explanada adyacente a la tribuna occidente. En el interior, cualquier rincón del estadio había sido acondicionado como si se tratara el mismo Bayfront Park de Miami. Los sponsors aliados de Ultra también mostraron lo mejor de ellos y le ofrecían a los invitados la experiencia de interactuar con sus marcas.

Puestos para descansar en sofás, estaciones de carga de celulares, servicios de maquillaje gratuitos, juegos, sorteos de merchandising y muchos más aspectos hicieron que ULTRA Perú sea una vivencia 360° que no dejó nada a la improvisación.

Todos estos puntos hacen la gran diferencia frente a un concierto. El objetivo de los festivales es brindar al público un ambiente en el que pueda vivir distintas experiencias acompañadas de la música que brindan los mismos cantantes, bandas, DJ, orquestas, entre otros artistas.

Además, un festival rescata lo esencial para vivir en armonía como sociedad: el poder de elección y la capacidad de las personas de escoger qué es lo que quiere escuchar y ver. ULTRA Perú 2023 cumplió con todos los requisitos para ser considerado como un evento de talla internacional, tanto en infraestructura, organización y afluencia de público.

No cabe duda que Ultra Perú, dentro de la escena electrónica local, ha marcado un hito sin precedentes. Y eso está bien. Eventos como estos generan que haya más oferta, vengan muchos más artistas internacionales y, sobre todo, que nuestro país sea considerado como una plaza con alta demanda de más festivales.

¿ULTRA Perú 2024 con dos días consecutivos de duración?

Si ya llenamos un estadio en un día, ¿por qué no dos?


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Romy Chang