Pocas bandas han repetido el plato en Lima seis veces. Mucho menos bandas de rock y de habla inglesa. Mucho menos una que le habla al desamor, la nostalgia y la soledad. ¿Cuál es el secreto de Interpol para seguir congregando público en sus conciertos? Un joven asistente, cerveza en mano, ensaya una respuesta: “cuando te conectas con Interpol, no lo puedes dejar. La legión crece”.
Y es esa legión la que se congregó la noche del martes 28 de mayo en la Explanada del Parque de la Exposición pese al frío, pese al tiempo.
Ataviados con sus clásicos trajes negros y con una iluminación que jugaba con el azul, rojo y blanco, ofrecieron a su legión sus dos primeros álbumes: “Turn on the bright lights” y “Antics”. Arrancaron con las canciones del segundo álbum. Clásicos como “Stella”, “NYC” (oda a su ciudad natal) y “Obstacle 1″, transportaron a los fans a inicios de siglo XXI.
Luego llegó el turno de “Turn on the bright lights”, cuya canción homónima, fue cantada por los asistentes con la concentración de quien está repitiendo un mantra sanador:
“¡Sorpresa! A veces, a verte iré, sorpresa! A veces, a verte iré.
Te sorprenderé, en algún momento, ¡yo a verte iré!
Oh! Te sorprenderé en algún momento, ¡yo a verte a iré!
Cuando estés triste”.
La voz de Paul Banks es opacada por momentos. La legión se hace presente.
Continúa la noche conjurando mejores tiempos y nostalgias persistentes. Tras un amago de cierre de noche, la banda entrega “PDA”. Todos cantan, agradecidos, sumidos en una reconfortante nostalgia que los lleva por un momento 22 años atrás.
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