Desenchufa y arranca: Los autos eléctricos o híbridos avanzan en el mercado

POR ANTONIO HUME VALENZUELA

A comienzos de siglo, frente al dominio de fabricantes japoneses, americanos y europeos, la industria automotriz china optó por invertir en un desaprovechado y cuantioso mercado interno. La cantidad de conductores chinos creció sideralmente en poco tiempo, permitiendo de paso desarrollar tecnologías híbridas y eléctricas. Beneficios tributarios, políticas proteccionistas y auspiciosos contratos con el Estado se sucedieron como catalizadores de la investigación y la producción de baterías.

En Japón y en Estados Unidos, mientras tanto, los grandes fabricantes han invertido millones de dólares en su búsqueda de “energías limpias”. Desde hace años existen diversos tipos de beneficios tributarios por comprar autos híbridos o eléctricos.

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La situación era similar en Europa: se fiscalizaban drásticamente las emisiones nocivas y se “premiaba” a los conductores de vehículos híbridos y eléctricos. La cosa cambió cuando, en 2022, el Parlamento Europeo propuso prohibir la producción y venta de autos de combustión interna a partir del 2035.

La mayoría socialdemócrata señalaba que la norma permitiría que la industria automotriz europea compitiera con la china, que se perfilaba como líder del mercado eléctrico. Finalmente, representantes alemanes consiguieron que la prohibición versase únicamente sobre los motores de combustión interna alimentados por combustibles fósiles, abriendo la puerta a la investigación de compuestos sintéticos y carbono-neutrales.

Reducir el daño

Si bien muchos esfuerzos ambientalistas podrían haberse considerado fútiles en el pasado, actualmente, la política internacional tiende a promover regulaciones más “eco-amigables”. Adicionalmente, ha influido el hecho de que el cambio apunte a buscar la sostenibilidad de la industria, cuyos métodos tradicionales ya tienen fecha de caducidad.

Las diferencias en cuanto a gases contaminantes son enormes: los autos parcial o totalmente impulsados por electricidad pueden reducir entre 76% y 100% las emisiones generadas por sus equivalentes gasolineros. No obstante, es preciso aclarar que, si bien el funcionamiento de los vehículos eléctricos logra aminorar los daños al medio ambiente, su producción, recarga y el final de su vida útil sí tiene algunas repercusiones negativas para el planeta.

La extracción y transporte de materiales, la electricidad consumida en recargas provenientes de fuentes de energía no renovables y las partes que no son del todo reutilizables aún suponen un pasivo a despejar. Y es que, a fin de cuentas, la neutralidad de emisiones es aún el principal reto al que se enfrentan quienes lideran la transformación eléctrica.

La decisión final del Parlamento Europeo es acertada, pues permite contemplar más alternativas, pero la meta todavía está lejos… aunque los especialistas afirman que ya no tanto.

Futuro sobre ruedas

Al tratarse de tecnologías en desarrollo, no existe una visión unificada del “auto del mañana”. Las grandes marcas han asumido el reto con distintos enfoques, que comprenden vehículos completamente eléctricos, enchufables, no enchufables, híbridos, o a pila de combustible; todos estos representan distintas combinaciones ideadas para aprovechar las ventajas de la energía eléctrica.

Los totalmente eléctricos obtienen su energía a través de baterías de níquel o litio, parecidas a las de las laptops, cargadas directamente del enchufe (en casa) o de estaciones de recarga. En cuanto a este último método, el Perú se enfrenta a un déficit de infraestructura aún no cubierto. Sin embargo, las recargas domésticas son posibles, y los modelos ofrecen distintas configuraciones de carga, permitiendo que los tiempos varíen entre 8 horas y 30 minutos.

Los híbridos, por su parte, cuentan con motores a combustión y electricidad funcionando de manera simultánea y/o complementaria. Existen modelos enchufables, como también unos de baterías más chicas, que se alimentan de la energía generada por las frenadas y el avance del auto, entre otras fuentes.

Destaca el caso de Toyota, que comenzó apostando por híbridos con el Prius, hace ya más de 20 años, y hoy ofrece versiones híbridas dos de sus modelos más exitosos a nivel mundial: la Rav 4 y el Corolla, que ocupan el primer y segundo puesto de ventas mundiales, respectivamente; asimismo, otras marcas como Kia, Fiat y Ford le han seguido los pasos.

De otro lado, siguiendo el ejemplo de la Fórmula 1, Ferrari, McLaren y Porsche han desarrollado tecnologías híbridas que, a diferencia de las marcas antes mencionadas, no buscan eficiencia o bajas emisiones, sino incrementar el performance de sus “hypercars”.

Un mercado resiliente

El gobierno intentó aplacar el alza del precio del combustible cambiando la fórmula de venta siguiendo el modelo norteamericano, que ofrece solo gasolina “Regular” y “Premium”, pero, no lo logró del todo. Y si bien el uso del GNV y el GLP están bastante extendidos, optar por la electricidad podría resolver problemas prácticos –o de rendimiento y mantenimiento– que también arrastran el gas natural o el licuado de petróleo.

Hablando de mantenimiento, si se trata de autos eléctricos, los costos se reducen significativamente, ya que los motores tienen, en promedio, 90% menos componentes que los de combustión interna; por lo tanto, no hay que llevar a cabo cambios de aceite, lubricantes y demás. En el caso de los híbridos, estos cargan con el lastre de la escasa infraestructura de recarga instalada en las rutas peruanas, aunque más complicada para los conductores es la falta de talleres especializados en mantenimientos de sistemas de GNV y GLP a lo largo del país.

En el Perú, Toyota lidera este mercado, seguido de cerca por Geely, y un poco más lejos Audi y Mercedes Benz. La marca japonesa ofrece la Rav4 en la categoría SUV y ambas versiones del Corolla, en sedán y cross. No obstante, sus precios son mayores que los de sus contrapartes gasolineras (alrededor de 10,000 dólares por encima del modelo base), y la oferta definitivamente no puede cubrir la demanda y la expectativa.

A día de hoy, para adquirirlos, es necesario anotarse en una lista de espera. Ello, lamentablemente, no por una demanda demasiado elevada, sino por la baja cantidad de unidades que las grandes marcas destinan al mercado peruano, pues a diferencia de los países industrializados, aquí no hay incentivos ni para el importador, ni para el consumidor final.

A pesar de que no aún se ha diseñado un marco legal que propicie el crecimiento de este mercado de manera eficiente, durante los primeros 4 meses del año, se vendieron 1,321 unidades electrificadas, frente a 52,904 vehículos livianos convencionales, según la Asociación Automotriz del Perú (AAP).

Una cifra que puede parecer desalentadora, pero conviene tener en cuenta que la inserción de este tipo de vehículos va en alza: en 2020 se compraron 575, en 2021, 1,455, y 2680 al año siguiente. Un indicador que expresa a las claras que no se trata de un producto elitista o para para unos pocos, aunque quienes se encargan de fijar las condiciones del mercado continue sin prestarle atención.

En el caso de Colombia, por ejemplo, el usuario final puede lograr, con su compra, beneficios tributarios y administrativos, como pagar menos impuestos o eximirse del “pico y placa”. Lamentablemente, en el Perú no se ha implementado normativa que incentive la venta, compra y uso de estos vehículos que lejos de ser un lujo, ofrecen beneficios tanto para el planeta como para quienes los adquieran.

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