"Cementerio de barcos" aborda cómo el fujishock de 1990 afectó la vida de jóvenes estudiantes de escasos recursos en la UNI. (Foto: Mauricio Chereque / GEC)
"Cementerio de barcos" aborda cómo el fujishock de 1990 afectó la vida de jóvenes estudiantes de escasos recursos en la UNI. (Foto: Mauricio Chereque / GEC)

El escritor peruano Ulises Gutiérrez Llantoy, ingeniero sanitario de profesión, publicó en el mes de julio su novela “Cementerio de barcos” (Planeta, 2019).

Una historia que aborda como pocas la primera etapa del fujimorismo y el shock económico en jóvenes estudiantes de escasos recursos en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) a través de su memorable protagonista Elmer Ccasani, apodado ‘el Gato’.

Conversamos con Ulises Gutiérrez sobre esta publicación y el retrato de la UNI como espacio literario.

¿Su intención era partir del inicio del fujimorismo y el shock económico para retratar la vida universitaria en esa época y de ahí partir con la historia de Elmer Ccasani? Yo viví en la residencia universitaria de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) desde 1988 hasta 1993 y fueron, probablemente, los años más duros, los años de la violencia en Lima que siguió con la ocupación de las universidades públicas por parte del Ejército. Así que esos cinco años que estuve yo en la residencia pude conocer a una cantidad de un montón de provincianos como yo que venían desde los lugares más increíbles del Perú a tratar de labrarse un futuro acá. Por eso mismo, también sabía mucho de sus historias y esa historia en común la tenía guardada desde aquellos años imaginándolas como una novela y partí de un hecho específico, durísimo, como de hecho fue el fujishock para todos nosotros.

La intervención policial en la UNI es uno de los episodios más intensos de la novela y está en las primeras 30 páginas. ¿La intención fue mostrar la sordidez e incertidumbre de esos años o ese episodio ocurrió? Eso aconteció, por ejemplo, yo estuve en ese ingreso de la policía y fue más o menos como está narrado. Se llevaron a varias personas, las tuvieron en Seguridad del Estado por un mes, dos meses, algunos de ellos terminaron yendo a Canto Grande, a la cárcel y estuvieron dos, tres meses y luego los liberaron a todos.

¿Siempre quiso hacer una novela coral con multiplicidad de voces como esta? La referencia al protagonista siempre viene desde una segunda persona testimonial. Al inicio, el narrador de la historia era el narrador principal que comparte la residencia universitaria con Elmer. Pero, a medida que avanzaba la historia yo sentía que solo su versión no iba a convencernos, ¿no?, y, de hecho, él no podría contarnos cómo fue su niñez u otras vivencias de él. Ahí fue que se me ocurrió que debía hacerlo, como una especie de 'espina de pescado'.

La oralidad, en ese sentido, tiene un discurso distinto con cada personaje. Una profesora francesa, un cura italiano, entre otros. ¿Se asesoró para trabajar la narración desde el punto de vista de estos personajes con la sintaxis propia de su idioma? Sí, fue todo un drama. Es más, yo sentía que los capítulos más flojos eran esos en los que hablaba la francesa y el italiano. Tuve que meterme en un montón de videos de peruanos y franceses. En el caso del quechua-hablante no tuve ningún problema porque es así como hablan mis paisanos, pero sí con el italiano y el francés. Tuve que darle mil vueltas para que sonara creíble.

La novela se erige contra el prejuicio existente respecto a que los ingenieros no necesariamente son asiduos a las letras, así como los prejuicios raciales en general. ¿Su intención fue siempre retratar a la UNI como un espacio literario? La UNI es parte de la vida que yo he llevado. Muchas de las cosas que cuento en el libro han sucedido en verdad. Entonces, creo que había que contarlas por ese lado. Lo otro era que, efectivamente, la UNI no tenía fama de ser precisamente el lugar más literario del país. Una cosa un poco injusta porque en mi generación leíamos, hablábamos de poesía y comentábamos de música.

De hecho, la parte en la cual se relata por qué Elmer decide estudiar ingeniería es clave en el reforzamiento de esta idea. Esta idea de que un ingeniero puede cambiar el mundo, ¿de dónde vino? Esa frase se la escuché a muchos ingenieros y a mis profesores. Porque la ingeniería era un poco eso, ¿no?, tratar de cambiar el mundo. Siempre me gustó esa frase que explicaba muy bien qué cosa es ser ingeniero.

De igual manera criticas la política universitaria de una manera que también se puede ver como una crítica para el debate político actual. Imagino que viviste situaciones similares. Sí, lo he contado tal cual fue. He vivido en la residencia universitaria y he visto ese tipo de asambleas y son así de contradictorias.

¿Cómo toma la decisión de involucrar el tema de los barcos? En las primeras cien páginas no hay nada al respecto, hasta que se llega al poema escrito por Elmer que se llama "Cementerio de barcos" y es una suerte de arte poética. Inicialmente de hecho, la novela se llamaba "Cementerio de trenes" y la historia era que el Gato estaba obsesionado con los trenes, pero a medida que avanzaba la historia quería encontrar esta relación con el hombre y el tren y me fui dando cuenta de cómo funcionaba y mejor era la relación el barco.

¿Fue su idea introducir la idea de un barco y la navegación como el ideal del poeta en libertad? El barco era mucho más libre, era una máquina inventada por el hombre que navega por todo el mundo con libertad. Esa idea me ganó entonces tuve que rearmar la historia, no solo el título, sino la historia en función de eso.

Londres, España, Libia. Este último país lo describes en medio de una situación política muy intensa. ¿Viajó a estos países para recoger información sobre el lugar que describes? Afortunadamente ahora se pueden ver los países y sus calles y paisajes por Google Maps y todo. No llegué a viajar a Libia, quise hacerlo, pero no pude. Siempre me ha quedado ese bicho de llegar a esa zona en África y por eso la puse en la novela.

Cuando empezó a escribir esta novela el 2011 recién tenía un libro publicado. ¿La dejó en algún momento o la fue armando poco a poco? El esqueleto de la historia la tenía ya pensada desde hace mucho. De hecho desde el 2010 que en un arranque así de viajero me fui a conocer el norte de Argentina, el norte de Chile, el sur de Bolivia, tenía la intención de ver hasta donde me llegaban los pasos y los ahorros, entonces, ya regresando a Argentina en Salta, encontré el libro "La universidad desconocida" de Roberto Bolaño y luego de leer el poema "Mi carrera literaria" empecé a dar con las primeras imágenes de cómo sería la novela. El personaje de Elmer ya lo tenía metido dentro de mí desde hace mucho, así que a partir de ese viaje empecé imaginando el esqueleto de la historia y ya después me puse a escribirla.

Las zonas que habita el protagonista siempre se encuentran dentro de una marginalidad, pero que él vuelve en algo bello para él, también sucede en su relación con los perros pese a su origen ¿Quería generar esa adaptabilidad del personaje? Esa era la intención. Lo que yo recuerdo, por ejemplo, de muchos amigos de la niñez en Colcabamba (Huancavelica) y todos teníamos un perro. Ya de adultos, todos recordamos a ese perro como si fueras un hermano más y dentro de la UNI también había perros callejeros que todos conocíamos y todos alimentábamos. Esa imagen del perro que te acompaña hasta en los lugares más miserables, también me pareció oportuno ponerlo porque adoraba a los perros. Lo que había que generar es que el protagonista esté en un conflicto permanente. Mostrar que el tipo estaba fuera de lugar en todo momento y un poco la manera de matizar eso era contraviniendo las situaciones que le tocaba afrontar.

Elmer también vive dos desamores fuertes en su vida, el de Isabel y el de Emilia cuyo final es trágico y decisivo para el devenir de su vida. ¿Estos desamores fueron para darle un matiz trágico al personaje? Era parte de matizar su relación con la poesía, además. En un poeta que no se enamora, habría que dudar de su poesía. Me interesó reiterar que se equivocada en cada momento y en cada romance en su vida. El Gato al final es la suma de lo que eran mis amigos en esa época y yo mismo.

Después de una novela como esta que te ha tomado una década hacer. ¿Qué se viene? ¿Estás trabajando en otro proyecto literario? Estoy trabajando en un libro de cuentos acerca de amores fallidos. A la vez, también estoy con las ideas de una nueva novela, tengo que armar y leer bastante sobre el tema para empezar a escribirla.

Ficha “Cementerio de barcos” (Planeta, 2019) 360pp Costo: S/ 69.''

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