“Pleamar” está dedicado a la comunidad LGTBIQ.
“Pleamar” está dedicado a la comunidad LGTBIQ.

“Pleamar”, de Agnes Granda, es un poemario que recorre los sentimientos más vulnerables, navega al compás del viento y se deja leer cuando más lo necesitas…

Cuando sube la marea, Agnes Granda escribe. Desde la niña que juega sola ahogándose en emociones no resueltas a una mujer que se encuentra en una sociedad paradigmática como la limeña. “Pleamar” es una búsqueda constante, que concluye en una vertiginosa declaración de autoaceptación y supervivencia.

Poesía que sirve para navegar y poeta que se descubre como flotador. La diversidad prima desde el secretismo de la autora al utilizar un seudónimo para dejar que sus lectores la descubran a través de sus palabras. Los trazos curvilíneos que acompañan algunos de sus versos, los títulos (tan simples como llamativos) invitan al lector a una lectura fácil pero poderosa, sin pretensiones.

La ópera prima de Agnes Granda recorre sus años veinte y en sus poemas de amor vemos cómo se entrega sincera y ciegamente, como conecta honestamente, sobre todo, consigo misma. La autora confiesa que su primer poemario es una gran recopilación de sus escritos desde que estaba en la universidad: “Narro mis primeras experiencias con chicas, cómo vivía el desamor y como torpemente aprendía a amar, y amar bonito y sano.”

“Pleamar” está dedicado a la comunidad LGTBIQ, porque cuando una es joven busca referentes y maneras de sentirse menos sola. En ese sentido, la visibilización del amor y la sexualidad en la poesía como algo cómodo, diverso y natural es tan necesario para Agnes como aprender a flotar en medio del océano.

Le pregunto a Agnes cómo está la marea hoy en día y me responde astutamente que siempre está alta, pero que ella tiene un “doctorado en pleamar”. Constantemente bosquejando, ya está preparando la segunda parte de “Pleamar”, en la cual los versos de Agnes nos revolcarán con olas saladas de experiencia y más amor propio.

Supongo que al leer “Pleamar” entiendo que la vida es como el océano, inhóspito, lleno de rostros fantasma que nos cruzamos cada tres veces al mes, y que crecer significa enfrentarnos a ellos. Pero también entiendo que, a través de su poesía, Agnes revela que el amor propio es el arma más poderosa para enfrentarnos a la tormenta. En sus propias palabras: “Nunca dejo que nadie me vea llorar / Soy columna vertebral que no se puede quebrar”.

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