Kike Ferrari es un escritor galardonado que se gana la vida limpiando una estación de metro en Argentina. Sus novelas negras fueron traducidas a cuatro idiomas en seis países y recibieron premios en España y Cuba (Foto: Eitan Abramovich / AFP)
Kike Ferrari es un escritor galardonado que se gana la vida limpiando una estación de metro en Argentina. Sus novelas negras fueron traducidas a cuatro idiomas en seis países y recibieron premios en España y Cuba (Foto: Eitan Abramovich / AFP)

Enrique Ferrari es uno de los tantos trabajadores del subterráneo de Buenos Aires. Su labor consiste en limpiar todas las noches la estación Pasteur-Amia de la línea B, y aunque siempre está pendiente de cumplir todo lo que le encomiendan, muchos desconocen que esta persona es un reconocido que ha recibido menciones y premios a nivel internacional por sus obras.

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A continuación, te contamos la historia de este galardonado literato que ha decidido seguir, sin dejar de lado la escritura, su trabajo como limpiador del subte en Argentina, a pesar de que una de sus novelas, “Que de lejos parecen moscas”, ha sido editada en Francia, Italia, España, México y Cuba.

El escritor argentino Enrique "Kike" Ferrari limpia el piso de una estación de metro en Buenos Aires, Argentina (Foto: Eitan Abramovich / AFP)
El escritor argentino Enrique "Kike" Ferrari limpia el piso de una estación de metro en Buenos Aires, Argentina (Foto: Eitan Abramovich / AFP)

KIKE, EL ESCRITOR

Kike, como también lo llaman, nació el 14 de julio de 1972 en Buenos Aires. Empezó en la literatura desde que tenía 26 años cuando decidió que la máquina de escribir exteriorice lo que sentía. “Me había separado de mi pareja, quien me había echado de la casa; se había muerto mi abuelo y me había quedado sin trabajo. Me senté a escribir y me resultó tan apasionante que desde ese día no paré más”, señaló a .

Tanto amaba lo que hacía que redactar para él era una forma de canalizar su vida y ordenar sus pasiones. “Uno empieza a escribir para zafarse de la cotidianidad, para irse. Es lo más parecido a jugar, es como ‘El Chavo’, de Chespirito, que decía: ‘zas y que yo era un jugador de pelota, y zas, que yo era un mago’. Creo que al final la literatura es eso: un laboratorio de lo posible”.

Pese a todo, Kike Ferrari sigue escribiendo porque es lo que más le apasiona (Foto: AFP)
Pese a todo, Kike Ferrari sigue escribiendo porque es lo que más le apasiona (Foto: AFP)

RECONOCIMIENTOS Y PREMIOS

Es así que empezó con sus antologías, siendo “Buenos Aires no duerme” (1998) la primera que escribió, para posteriormente continuar con más creaciones entre las que destacan: “Entonces solo una noche” (2008), cuento con el que obtuvo el tercer lugar en el Premio de Fomento a la Actividad Literaria del Fondo Nacional de las Artes (Argentina). Al año siguiente, en 2009, tiene su primera mención en el premio Casa de las Américas (Cuba) con la novela “Lo que no fue”.

Los logros continuaron, tanto así que en 2010 ganó el concurso de relatos policiacos de la Semana Negra de Gijón (España) por “Ese nombre”, incluido en la novela “Nadie es inocente”. Un año después, tuvo su primer accésit en el mismo concurso español por “Este infierno de mierda”, también de “Nadie es inocente”.

La vida le tenía preparada más alegrías y en 2012 obtuvo grandes menciones con “Que de lejos parecen moscas”, que fue reconocida como la mejor opera prima del género negro, además de ser finalista del Grand Prix de Littérature Policière y del Prix SNCF du polar, ambos de Francia.

Y en 2014 tuvo su primer accésit en el Concurso de relatos policiacos de la Semana Negra de Gijón (España) por “Un paso atrás” (incluido en “Nadie es inocente”). Pero Ferrari quería más y continuó con sus obras, en 2015 escribió las novelas “Y es probable que no quede ninguno” y “Punto ciego”, así como el cuento “Nadie es inocente”; los años siguientes no descansó, siendo su última creación literaria “Todos nosotros” (2019), entre otras más.

Kike Ferrari sabe que no puede vivir sólo de sus obras, pues tiene una familia que sacar adelante (Foto: AFP)
Kike Ferrari sabe que no puede vivir sólo de sus obras, pues tiene una familia que sacar adelante (Foto: AFP)

PESE A SUS LOGROS, ¿POR QUÉ TRABAJA LIMPIANDO EL SUBTE?

Aunque para muchas personas resulte imposible que alguien con la pluma de Enrique Ferrari esté lejos de un escritorio pensando en sus creaciones literarias, para este bonaerense es todo lo contrario; pues al tener una familia a la cual mantener, sabe que el dinero que recibe por sus novelas o cuentos no lo ayudarían a salir adelante.

“[No me dedico sólo a escribir] porque tengo que pagar el alquiler. Haciendo cálculos y sumando traducciones, premios y regalías; la literatura, en toda mi vida como escritor, me ha dejado unos 3.500 dólares. No me permite vivir”, indicó.

Aunque sueña que le hubiera gustado vivir de lo que le apasiona: “A mí la verdad no me gusta trabajar. Es algo que hago porque no tengo más remedio. No soy de esas personas que se sienten completadas por el laburo. Mi ideal sería poder tener una parte grande de la guita (plata) que venga de la literatura y que por lo menos pudiera pagar el alquiler”.

Mientras fantasea despierto por unos momentos, regresa a su realidad: la de ir a limpiar todas las noches el metro de Buenos Aires, al cual ingresa a las 11 de la noche y sale a las 5 de la mañana, después de haber barrido, trapeado y sacado la basura de los rieles.

KIke Ferrari ingresa a trabajar a las 11 de la noche y sale a las 5 de la mañana (Foto: AFP)
KIke Ferrari ingresa a trabajar a las 11 de la noche y sale a las 5 de la mañana (Foto: AFP)

ENRIQUE FERRARI SIGUE ESCRIBIENDO

Una vez que sale de su trabajo donde es delegado del Sindicato de los Trabajadores del Subterráneo de Buenos Aires, va a descansar a su casa hasta las 9 o 10 de la mañana. Cuando despierta, prepara la comida para sus tres menores hijos y en la tarde se sienta a escribir, si sus pequeños lo dejan. Para ello, usa una mesa y un portátil al que adaptó un nuevo teclado porque el anterior estaba viejo. Si tiene la necesidad de corregir sus textos, lo hace en un cuarto pequeño de dos por dos metros en sus momentos de descanso en el subte. “Todos los rituales del escritor se fueron desmoronando solos a mi alrededor. Ahora, espero que algo de esa tensión pueda plasmarse en las páginas que escribo”, dice a El Tiempo.

Sin embargo, éste no ha sido el único trabajo de Ferrari, ya que también vendió seguros, se desempeñó en jardinería, en un ‘call center’, fue taxista, ayudante de electricista, cortó el pasto y en restaurantes como mozo y lavaplatos.

Pese a los oficios que ejerció, jamás dejó de lado la escritura, la cual ha dedicado gran parte al género negro porque le gusta contar la sociedad actual, que es una “sociedad criminal”, en sus palabras. “Es una buena forma de retratar este mundo. Es un género en el que son muy entretenidas las historias y del que soy un lector entusiasta. Sin embargo, lo que estoy escribiendo en este momento no está dentro del género negro. Mis primeros libros tampoco, pero digamos que remueven los tachos de la basura del sistema. Tengo una fuerte preocupación social en mi vida, y probablemente eso drene en las historias que elijo. Lo de la basura es una analogía que no está mal. Sí, es cierto que hoy coinciden mi trabajo literario y mi trabajo real en cuanto a la mugre”.