En este trance de su vida, Jennifer empezó a creer que no podía hacer nada bien. Ella sintió que todo el mundo tenía los ojos puestos en ella, y que cualquier movimiento en falso sería severamente cuestionado. “Si caminaba por una alfombra roja, era, ‘¿Por qué no corrió?’ ... Creo que complací a la gente durante la mayor parte de mi vida”, aseveró.