Noi Na es una elefanta de 70 años parcialmente ciega. A través de su historia, la producción expone las condiciones a las que cada elefante asiático es sometido. (Difusión)
Noi Na es una elefanta de 70 años parcialmente ciega. A través de su historia, la producción expone las condiciones a las que cada elefante asiático es sometido. (Difusión)

Los rescates de elefantes en Tailandia son impredecibles y peligrosos. Es mucho más común —e incluso una tradición o negocio que se transfiere de generación en generación— cazarlos, vender sus partes en un mercado negro y entrenarlos para ser utilizados como animales de servicio o de entretenimiento, principalmente como atracción para los turistas.

Después de un viaje en el que conoce a fondo la realidad de esta especie, la actriz y directora Ashley Bell supo que quería hacer algo. Así nace Love & Bananas, el documental que estrena National Geographic el sábado 27 de junio a las 9.00 p.m.

Bell y un equipo de rescatadores de elefantes, liderado por la conservacionista Lek Chailer, se embarcan en una misión audaz de más de 720 kilómetros a través de Tailandia para salvar y liberar en un santuario a Noi Na, una elefanta de 70 años parcialmente ciega. A través de su historia, la producción expone las condiciones a las que cada elefante asiático es sometido.

Estos son 5 datos que inspiraron a crear Love & Bananas:

 1- Aunque hay muchas especies, los elefantes están divididos principalmente en dos grandes tipos: los africanos y los asiáticos. En el mundo, hay alrededor de 450 mil elefantes africanos, pero solo un estimado de 45 mil elefantes asiáticos y 33% de ellos están en cautiverio. Su existencia está en peligro de extinción.

2- En otra época, los elefantes asiáticos solían recorrer libremente muchos países del continente. Hoy, su alcance es limitado, su hogar está desapareciendo y su existencia es constantemente amenazada. Por la deforestación, en Cambodia, 75% de la jungla ya no existe.

3- Todos los elefantes en cautiverio tienen algo en común: han sido víctimas de maltratos y abusos por parte de los humanos. Sus cuerpos suelen reflejar claramente todo lo que han tenido que soportar para ser domesticados: cicatrices, deshidratación, daños en los ojos, entre otros. 

4- Cuando Bell conoció a la conservacionista Lek Chailer sintió una gran admiración. En 20 años, la tailandesa ha rescatado a más de 200 elefantes. Pero no ha sido tarea fácil abogar por un cambio positivo en medio de tradiciones tan arraigadas. En su país, Lek ha sido amenazada, criticada, allanada e incluso repudiada por su propia familia, quienes se lucraban con el turismo salvaje y rompieron vínculos con ella cuando empezó su activismo. A pesar de eso, Lek se mantiene firme con sus convicciones. Algunas negociaciones con los dueños de elefantes para que los liberen pueden tardar más de 10 años, pero valen la pena, porque para ella un mundo sin estas especies no tendría sentido. Por su trabajo, ha recibido múltiples reconocimientos. Fue nombrada una de las “Heroínas de Asia” por la revista Time en 2005 y “Heroína del planeta” por la Fundación Ford en 2001.

5- En el documental, Bell revela el aspecto más oscuro del turismo salvaje. La producción tiene como objetivo inspirar una nueva manera de apreciar esta especie, llegar al corazón de los espectadores y mostrar lo que se puede hacer para revertir su situación actual: no realizar paseos en elefantes, no asistir a circos o espectáculos que los utilicen como parte del show, no comprar productos fabricados con partes de sus cuerpos y no quedarse en silencio, porque compartir información ayuda a generar conciencia para evitar su maltrato y prevenir su extinción. 

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