En una sociedad que todavía no entiende el amor y la libertad, series como (Manolo Caro para Netflix) resultan necesarias, así nos parezca que Verónica Castro pudo estar mejor, que es una 'mexicanada' al estilo de Televisa, que es extremadamente disforzada, que el director raspa a Almodóvar sin llegar a alcanzarlo (todavía).

Debo confesar mi predilección por las telenovelas, incluyendo las mexicanas (no, no hay placer culposo aquí), y quizás por esta de-formación puedo decir que ojalá Televisa se hubiera atrevido a tocar esta temática diez años atrás. Argos (la competencia irregular del gigante mexicano) que introdujo a fines de los 90 ''Nada personal' y 'Mirada de mujer' tuvo una propuesta más arriesgada y no pocos productos fallidos, sin embargo, es injusto quedarnos con la lógica de 'María, la del barrio' a la hora de comentar el producto de Manolo Caro, un director de 33 años que ha sabido arriesgar en su prolífica trayectoria. 

, el director de las películas de nombres extensos como 'No Sé si Cortarme las Venas o Dejármelas Largas (2013)' o 'La Vida Inmoral de la Pareja Ideal (2016)' ha logrado que su serie se haga viral con personajes bien logrados y un guion capaz de enganchar. Pero lo que es viral no es necesariamente bueno. Sin embargo,  Cecilia Suárez, una de sus actrices favoritas, lo es y 'no pue-do-de-jar-de-de-cir-lo. Cecilia Suárez, a quien he visto en una decena de películas, se reinventa una vez más, y le roba pantalla a , quien siempre me pareció una actriz limitada. Verónica Castro me parece hoy espléndida, y a pesar de no tener registros actorales para quitarse el sombrero, creo que el reto de transformarse en una mujer que jamás será en la vida real le hace bien, demasiado bien. Quienes la hemos visto en 'Los ricos también lloran' o 'Rosa salvaje' quizás estemos gratamente sorprendidos. 

Aislinn Derbez, por ejemplo, no tiene un papel para recordar. Está y ya. No es el caso de Darío Yazbek Bernal, el hijo gay-bisexual de Virginia (Verónica Castro), quien en sus temores por saber lo que realmente quiere consigue convencer. No me gustó Paco León (el ex esposo de Paulina que se hizo mujer), pero la finalidad de su personaje sí; y Juan Pablo Medina me parece que encaja bien en lo de novio maduro gay. 

'La Casa de las Flores' pone sobre la mesa la doble moral de esas familias que parecen unidas y sin secretos hasta que algo explota.  Es la clásica familia que aparenta tener mucho dinero hasta que saca bien las cuentas en una situación de aprietos o desgracia. Pero las apariencias son primero, y hay que hacer la fiesta sí o sí. Si eres miembro de una familia parecida a la de Paulina de la Mora quizás te sientas muy identificado o identificada. Si no es tu caso de pronto pensarás en esos clanes que abundan en las revistas o páginas para gente VIP. 

LA casa de las flores
LA casa de las flores

La serie busca normalizar el amor y la libertad. Es como colocar un espejo para mostrar lo que existe y no queremos ver. Es como abrir las cortinas para confirmar una realidad que hace rato explotó en la cara pero que pocos quieren contar, comentar o aplaudir. Existen las familias diversas, y estas familias siguen siendo miradas como raras. Pero existen, y en esta sociedad, como la peruana, que margina y excluye, 'La Casa de las Flores' es un remezón estridente, que te encara de frente a un puñado de travestis cantando maravillosamente bien temas de Gloria Trevi o Yuri; y que va más lejos: te recuerda que las familias de papá y mamá no son las únicas que existen. Paulina y María José tienen un hijo, personificado por Luis de la Rosa, el tercer Luis Miguel de 'Luis Miguel, la serie'. En su discreta actuación, los silencios y miradas de este talentoso joven actor abre varias lecturas. Los adolescentes y los jóvenes están viendo el amor como normal, mientras los adultos seguimos cuestionando lo que muchos, muchísimos chicos, no problematizan. Lo he visto con mis hermanos, con mis alumnos, con el hijo de mi ex pareja, y con el hijo de una pareja de amigas.  Mientras nosotros hablamos todavía de 'clóset', esta generación hiperconectada no conoce armarios. Claro que hay excepciones. Pero otra es la minoría. Solo que esa minoría es la que tiene poder, la que ofende, la que castiga y silencia. 

Arturo Ríos (Ernesto de La Mora), el marido de Virginia, cuya infidelidad es el quiebre de esta familia tiene un buen desempeño, pero pudo crecer más. El personaje tiene momentos sublimes como cuando conversa con su hijo Julián o comenta el video porno-gay-tri de su vástago. Ernesto de La Mora mereció un desarrollo más atractivo. En 'La Casa de las Flores' las mujeres se imponen, incluyendo a María José.

"Somos una familia, disfuncional, rara, pero somos una familia", dice Paulina a María José.  Esta es solo una de las tantas frases que tenemos en 'La Casa de las Flores', serie que nos muestra a mujeres empoderadas, capaces de romper las reglas y de luchar contra sus propios prejuicios por amor.  Es aquí donde tenemos claras llamadas de atención para ese machismo que nos habita, y esa incapacidad de ser como nos da la gana.

Mujeres que hablan de sexo, como algo natural. Porque las mujeres tienen sexo, lo quieren y también lo buscan. "Ay, Julián, por favor, no vamos a ser parte de esa cultura machista que humilla a las mujeres por tener vida sexual activa”, tan simple como eso. 

En 'La Casa de las Flores', la sexualidad está en construcción. Así es como Julian termina por identificarse como bisexual, en un mundo donde los bisexuales son invisibles. Paulina piensa que de repente con María José (antes José María) fueron lesbianas.  El director consigue una trama divertida, rápida, apabullante, donde se rozan los estereotipos y la exageración es sello. El soundtrack es una muestra.  

'La Casa de las Flores' es un culebrón, y qué. ¿Acaso nuestra vida no es a veces un culebrón? 

PD: No se pierdan el