Hace 10 años, la noticia sobre la muerte de Lina Marulanda estremeció a Colombia, pues nadie podía creer que la presentadora de televisión y empresaria, quien aparentemente tenía una vida perfecta, había decidido acabar con su propia existencia.
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Según amigos cercanos, la también actriz de “Yo soy Betty, la fea” estaba atravesando una profunda depresión. La crisis matrimonial, los problemas económicos, la decepción que se llevó de algunas personas y la obsesión con su físico la habrían llevado a tomar esa fatal decisión.
Y no era para menos, su esposo Carlos Oñate le había pedido el divorcio sólo cuatro meses después de haberse casado, a esto se sumó la quiebra de la joyería que tenía con su pareja y el robo de algunas de sus pertenencias por parte de su trabajadora. Pero había algo más: no estaba conforme con su cuerpo.
OBSESIONADA CON SU CUERPO
Diego Cadavid, quien fue novio de Lina Marulanda, dijo que la joven de 29 años se encontraba obsesionada con su físico, por lo que se levantaba muy temprano, a las 5 de la mañana, para ir al gimnasio; además de someterse a dietas muy estrictas.
Aunque su asistente Carolina Martínez aseguró que la presentadora no era anoréxica y comía de todo, lo cierto es que ella medía 1.77 m y pesaba 45 kilos.
Los problemas de autoestima que tenía Lina eran de conocimiento de su hermana, a quien le decía que deseaba verse como ella, una mujer de contextura delgada; y a pesar de no tener sobrepeso, siempre se calificaba como “gordita”.
Incluso tenía miedo de salir de su casa por miedo a las burlas y llamaba a su hermana llorando constantemente por ese tema. Quienes la conocían sabían que las críticas de la gente y sus seguidores la afectaban mucho.
Tras su fallecimiento, las autoridades encontraron en su computador cartas nunca enviadas para sus padres, amigos y familiares. Así, los forenses determinaron que la presentadora venía planeando su suicidio días antes.
