Estudió moda, pero se dedicó a la música. Se llama Martha Lucía Ledesma y también fue Malú Vuittón. Hoy es Malucci, diva del trap, cantante de rap y cultora del género urbano. Tuvo un disco de oro en estados unidos. Y es jurado del Latin Grammy.
¿En qué momento sintió que su música estaba conectando con algo más grande?
Diría que lo sentí por primera vez cuando lancé “Po Encima”. Ver cómo la canción salía del pequeño círculo que inicialmente me seguía y se volvía viral fue impactante. Ahí entendí que estaba creando algo que iba más allá de mí. Y la segunda vez fue con “No es tuyo”. Uno necesita que le recuerden su propio poder, y ese tema me lo recordó. Se consolidó como un hit y me mostró el alcance real que puede tener una canción cuando conecta desde lo auténtico.
Sus letras son gritos de guerra pero también confesiones. ¿Compone desde la rabia, el dolor o la esperanza?
No compongo desde un lugar específico. Todo depende del día, de cómo me sienta, de lo que esté viviendo o procesando en ese momento. A veces escribo desde la rabia, otras desde el dolor o la esperanza. Pero no hay una única emoción que guíe mi música. Es un proceso muy espontáneo y cambiante. Mi estado emocional, mis experiencias, los pensamientos que me rondan la cabeza, incluso hacia dónde estoy enfocando mi energía en ese momento… todo eso influye. Para mí, componer es como abrir una ventana a lo que estoy viviendo hoy, no a lo que viví siempre.
¿Cuándo fue la primera vez que alguien le dijo “esta canción me salvó”? ¿Qué sintió?
Creo que la primera vez fue con “Po Encima”. Esa canción, en muchos sentidos, también me salvó a mí. La lancé en un momento en el que aún no tenía claro si la música era mi camino, y verla volverse tan significativa para los demás me dio dirección. Luego “No es tuyo” volvió a ser un punto de quiebre. Me ayudó a reconectar con mi público y llegar a oídos nuevos que no me conocían. Fue como una segunda confirmación de que estoy donde tengo que estar.
¿Cómo maneja el vértigo de los números? ¿Los millones de visitas la motivan o a veces la abruman?
Es un sube y baja. A veces los números motivan, te dan ese impulso de “vamos por más”. Pero también pueden abrumar, sobre todo porque no hay fórmula mágica para un hit. Hay canciones que amas y no despegan, y otras que explotan sin previo aviso. Trato de no perderme en esa trampa de que el valor de mi música depende de las vistas. Lo más importante para mí es el impacto real: los mensajes, los comentarios, la gente que conecta de verdad. Prefiero cien mensajes sinceros antes que un millón de vistas vacías.
“No es tuyo” es un éxito, pero también una crítica. ¿Cómo equilibra entretenimiento con mensaje?
Depende de la interpretación del público. Una puede crear desde la intención, pero jamás controlar cómo se recibe. En “No es tuyo” no busqué forzar ese balance: simplemente hice lo que se sintió genuino. Sí, hay crítica, hay burla, hay ironía… pero también hay ritmo, energía y actitud. Si la canción entretiene mientras abre una conversación, entonces ya está haciendo el trabajo.
Es jurado de los Grammy. ¿Qué vieron en usted?
Creo que vieron constancia. Una voz auténtica. La capacidad de crear desde lo personal y al mismo tiempo conectar con algo más grande. Tal vez vieron que no estoy acá solo por la música, sino por el mensaje, por lo que represento, por las puertas que quiero abrir. Y eso, creo, se siente. No busco encajar, busco dejar marca.
¿Le molesta que la encasillen solo en géneros como el pop o el trap?
En realidad, no. Entiendo que la gente necesita etiquetas, es parte de cómo consumen música. Lo que sí me importa es no encasillarme yo misma. Siempre estoy buscando romper mis propios límites, no repetir fórmulas, explorar sonidos nuevos. Reinventarme es parte esencial de crecer como artista. Así que mientras yo siga expandiéndome, no me molesta cómo me definan desde fuera.
¿Por ser mujer tuvo que gritar más fuerte en esta industria?
No siento que haya tenido que gritar más fuerte, pero sí que hay exigencias distintas. A veces se espera más de nosotras en cuanto a imagen, presencia, perfección… Pero ser mujer me ha dado una perspectiva única, una sensibilidad que valoro. Tal vez ya estoy acostumbrada a ser mujer en esta industria, y por eso no me pesa tanto.
Lleva tatuajes y una estética poderosa. ¿Cuánto de su imagen es escudo y cuánto es espejo?
Definitivamente es un espejo. Mis tatuajes, mi estética, todo lo que uso comunica cómo me siento, cómo pienso, lo que quiero proyectar. Algunos diseños tienen significados claros, otros surgieron simplemente de un momento emocional. Pero todos dicen algo de mí. Son como mi música: arte que nace de adentro, solo que lo llevo en la piel. Es mi statement, mi forma de ser visible incluso antes de hablar.
¿Qué historia no ha contado aún en sus canciones porque aún no está lista?
Estoy segura de que tengo muchas historias aún por contar. No es que haya una que me cueste enfrentar, sino que cada historia tiene su momento. Algunas solo necesitan tiempo para madurar, para que pueda verlas con la distancia o la claridad necesaria. Cuando llegue ese momento, aparecerán en mis letras, como siempre lo han hecho.
¿Cómo maneja el desamor fuera del escenario? ¿También lo convierte en arte o lo vive en silencio?
Ambas. A veces lo vuelco en canciones. Otras veces simplemente lo vivo en silencio, lo proceso, lo escribo solo para mí. Pero todo, incluso lo que no publico, alimenta mi arte. A veces releo cosas que escribí en momentos de dolor o confusión y termino usando frases o ideas después. Todo deja huella, incluso lo más íntimo.
Su música empodera. ¿Qué mujeres la inspiraron?
Muchas. Algunas las conozco, otras no. Desde artistas latinas e internacionales, mujeres que he visto en la televisión, amigas, mujeres que me inspiran por su forma de ser y de estar en el mundo. Siento que es un melting pot de toda la feminidad que me ha impactado a lo largo de mi vida.
Tiene millones de fans. ¿Qué le hace sentir sola?
No siempre es soledad, pero sí hay momentos de desconexión. Esta carrera puede ser intensa, solitaria en ciertos tramos. La presión, la autoexigencia, los viajes, los silencios después del ruido… Todo eso pesa. Pero también me ha enseñado a encontrar compañía en mí misma y en lo que creo. Y eso vale más que cualquier multitud.
¿Cuál es su ritual antes de subir al escenario? ¿Hay alguna promesa que siempre se hace antes de cantar?
No tengo un ritual fijo, pero siempre me repito algo antes de salir: “Solo sé tú”. Esa es mi promesa. Ser real, ser auténtica. A la gente le gustará o no, y ojalá que sí. Pero lo más importante es sentirme yo misma ahí arriba. Eso siempre se nota.
Autoficha
- Nació el 5 de agosto de 1994 en Lima. Estudió en el Colegio San Silvestre. A los 12 años empezó a escribir poemas. Entró a la carrera de Comunicaciones en la Universidad de Lima. Quiso estudiar moda en Roma y París. Pero la música la atrapó.
- Tiene más de un millón trescientos mil seguidores en Youtube, 500 mil fans en Instagram, y dos millones trescientos mil en TikTok. Con “No es tuyo” obtuvo un disco de oro y uno de platino. El video del sencillo es una crítica al programa de talk show de Laura Bozzo.
- “Si tuviera que elegir un mensaje para una chica sería: ámate primero. Que confíe en su voz, en su valor, que cultive su jardín antes de esperar que llegue alguien a llenarlo. Porque cuando tú floreces, lo bueno inevitablemente llega”.