Walter Gutiérrez: \»El problema no era Adrianzén. El problema es Boluarte”

Conoció a la alumna, la abogada, la candidata a Surquillo, la ministra y la vicepresidenta. Cuando se reencontró con la presidenta Dina Boluarte, ya no la reconoció. 

 

Fecha de publicación: 18/05/2025 10:36 am
Actualización 18/05/2025 – 12:05

¿El nuevo gabinete es más de lo mismo?

La presidenta no ha entendido el mensaje. El cuestionamiento no era a la persona o al presidente, sino a todo el gabinete. ¿Cuál ha sido la respuesta de la presidenta? Presentar el mismo gabinete con ligeros cambios. Y traslada al ministro Arana. Arana ha fracasado en su sector Justicia, y ahora se le encarga la conducción del gabinete.  

 

Se le cuestiona por Los Cuellos Blancos del Puerto.

Y se reclamaba una reforma penitenciaria. No ha habido construcción de nuevas cárceles. Estas siguen tomadas por el crimen, porque desde ahí se planifican los crímenes. Eso no lo ha podido controlar el exministro de Justicia.

 

¿Conoce al premier, Eduardo Arana, y al nuevo ministro de Justicia, Juan Alcántara?

Los conozco de manera muy marginal y distante. Ni siquiera han sido actores secundarios, sino actores de reparto. No han tenido protagonismo en el mundo jurídico ni en la actividad pública. No tienen formación, experiencia, contactos. ¿Cuál es la visión de país que proponen la presidenta y el ministro Arana?

 

Arana recuerda a Otárola. Un abogado que ve los casos de Boluarte, con nexos con el fujimorismo.

Otárola jugó un papel importante en un momento determinado. En el Perú somos ingratos. Arana es un personaje oscuro, gris en su conducta. Pero le es útil a la presidenta en los ámbitos judiciales. Y eso es lo que ha primado.

 

Mira: Dina Boluarte llega a Roma para la entronización del papa León XIV

 

La presidenta no quiere un primer ministro con peso propio. Se le pidió desde el inicio.

Mire al ex-MEF Salardi, un ministro que generaba expectativa y confianza. Y la clave de la política y la economía es la confianza. ¿Cómo puede usted sacar al ministro que generaba mayor confianza en el sector privado? ¿Cómo es posible que saque al ministro que anunció un plan de destrabe y un shock de inversiones? Y sin expresión de causa. Tiene que darle una explicación al país. Se deshace del ministro con mayor capacidad técnica y prefiere ministros silentes, sin capacidad de gestión y control. Es inaudito.

 

La presidenta también es silente.

La democracia se basa en la libertad de expresión. No podemos tener una democracia basada en el silencio. La presidenta no puede estar silente ni tener una actitud hostil con la prensa. Más de 200 días sin declarar.

 

Dijo algo clave: los ministros ejercen el control interno del Ejecutivo. Si no, son cómplices.

No entienden que son un filtro de control. Les recomendaría que lean la Constitución. Son responsables administrativamente, constitucionalmente y penalmente de los actos ilegales del presidente. Pero estos ministros no controlan y han avalado los estropicios y mentiras de la presidenta. La presidenta ha revelado que es una persona mendaz, viciosamente mentirosa. El gabinete no le pide explicaciones. Dijo que sus cirugías eran de salud y no estéticas. ¿El Parlamento va a avalar este gabinete, este desgobierno? Está renunciando a su función de control.

 

Más que gobernar, están abocados a sobrevivir.

La presidenta ha instalado un desgobierno, un sistema de sobrevivencia prebendario. Una cacocracia, que es el gobierno de los mediocres, los improvisados y los oportunistas. Ella se ha encargado de subrayar que es una continuación de Castillo. Ella ha instalado la cacocracia en el Perú. Son de la misma estirpe y perfil al final del día. Nosotros le dijimos que era fundamental que preserve la continuidad de la gestión pública. Pero han pasado cerca de 65 ministros. Y 8 solo en Interior, una cartera tan sensible y en un momento tan crítico. Ella entiende el poder con una mirada patrimonialista. Ella cree que el poder le pertenece. No entiende que el poder es precario, fugaz y sujeto a controles. Lo entiende con una mirada frívola, vinculada a las ventajas que momentáneamente da.

 

“ELLA HA CAMBIADO”

 

Boluarte fue su alumna en Derecho.

Sí, en una maestría en la San Martín, en el curso de Contratos. Pero ella ha cambiado. Era una persona con bastante sensibilidad social, comprometida con sus ideas y con mucha sencillez. Se ha convertido en una persona autoritaria que no escucha críticas; prefiere a los leales antes que a los competentes. No entiende que el poder es precario y fugaz. Más pronto de lo que imagina estará fuera de la presidencia. Como escribe Carlos Fuentes en su novela La silla del águila: “Ees más difícil ser expresidente que presidente”.

 

Y en 2009 Boluarte apoyó la lista de Jorge Santistevan de Noriega en el CAL (Colegio de Abogados).

Yo fui decano del CAL el 2008 y 2009. Santistevan, que era mi socio, postuló al decanato. Y la actual presidenta me pidió estar en su lista. En esa campaña estaba el doctor Mariano González. Años después, me visitó en mi oficina y me contó que su sueño era ser alcaldesa de Surquillo.

 

Y años después le advirtió que sería presidenta.

Sí, hace ya tres años, cuando todo se desmoronaba. Ella había dejado de ser ministra porque Castillo empezó a sospechar. Fue como 30 días antes del golpe. Le dije: “Usted va a ser presidenta”. Y con algunos amigos le dimos sugerencias que no necesariamente tomó a bien.

 

Le dijo que llame a elecciones.

Le dije que convoque a elecciones porque no tenía un partido político. Fui duramente sincero con ella. Le dije que no estaba capacitada porque no tenía la formación, la experiencia, los contactos ni el capital político para sacar adelante un gobierno. Las experiencias históricas apuntaban a un gobierno corto, como Paniagua y Sagasti. Ella me dijo: “Mis asesores me han dicho que debo gobernar hasta el 2026”. Le dije: “Si por tus asesores fuera, deberías gobernar hasta el 2036, porque ellos viven de eso”. Luego, se asesoró con colegas constitucionalistas que plantearon la continuidad. Una lectura válida.

 

Y en octubre y diciembre de 2023 se reúnen para asumir la Presidencia del Consejo de Ministros.

Yo la encontré diferente. Ya era otra persona. Ya el poder, esa droga tan complicada, había hecho presa de ella. Ya no escuchaba ni admitía errores. Estoy escribiendo un pequeño texto que se llama “Crónica de un golpe de Estado”. Yo pedí la renuncia de Castillo siendo defensor del Pueblo. Actuó de manera inconstitucional.

 

Dijo que, como era un Gobierno comatoso, ella debería ser solo una presidenta nominal.

El problema no era Adrianzén. El problema es Boluarte. Si todavía le queda una posibilidad de darse cuenta, ella debería formar un gabinete de ancha base que nos conduzca a las elecciones limpias y transparentes, que propicie confianza y genere crecimiento económico, y que combata la inseguridad ciudadana. Ya nos demostró que no es capaz de elegir bien. Debería pedir ayuda para armar ese gabinete de transición. Y dejarlos gobernar. Veremos. Como dijo Bolívar: “La política en el Perú es un laberinto en el que el propio demonio se extraviaría”.

 

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