Los congresistas ‘mochasueldos’ siguen haciendo feria en el Congreso extorsionando a sus trabajadores, como cualquier vil delincuente que exige el pago de ‘un cupo’ a cambio de garantizarles el puesto de trabajo en su despacho congresal. Ahora, lo que han hecho es sofisticar la estrategia para obligar a sus trabajadores a entregar un pago mensual, utilizando las cuentas de sus allegados, mejor si son familiares, así la plata llega rápido al bolsillo del “padrastro” o “madrastra” de la patria.
Este es el caso de la congresista Lucinda Vásquez, de la bancada magisterial. Yo diría que es la vergüenza del magisterio, porque con la calaña de gente que hay en esa bancada, lo que hacen es denigrar la imagen de un maestro de aula, que debería dar el ejemplo de integridad y honestidad. Pero no podemos pedir peras al olmo, porque ya sabemos que toda esta gentuza que viene de Perú Libre, izquierdistas convenidos, corruptos y sinvergüenzas, están ahí en el poder gracias al arrastre de Pedro Castillo, y su único objetivo era enriquecerse al ingresar al Congreso, no importa si es ilícitamente, lo que vale es aprovechar que están en el poder.
Es nauseabundo ver el modus operandi de estos delincuentes de la política, que todavía tienen el descaro de retar a que se les demuestre sus chanchullos, cuando están embarrados hasta la coronilla, con pruebas fehacientes de que son unos extorsionadores, que conminan a sus trabajadores a entregarles un cupo mensual para conservar sus cargos. Son tan cínicos que todavía tienen como argumento la palabra “desconozco” para evadir de sus cuchipandas.
Se dicen de izquierda, y todavía revolucionaria, y no dudan en levantar la mano izquierda con el puño en alto, dizque para luchar por los pobres, cuando esa cháchara es parte de su estrategia para llegar al poder y convertir el Estado en un botín; por eso les gusta hablar de nacionalización, para tomar por asalto las instituciones del Estado. Ahí están Petroperú o los gobiernos regionales, donde han tenido la oportunidad de ejercer la representación. Todos, empezando por Cerrón, están cortados por la misma tijera de la corrupción y la maledicencia para asaltar al Estado y, en este caso, para extorsionar a sus trabajadores.
Urge una reforma política para evitar que esta gente lumpen vuelva a ostentar un cargo público, porque son un peligro para la sociedad. Y, por si acaso, no tienen color político porque son de izquierda y derecha; al final, solo les importa su beneficio personal y la plata.
