Diferencias entre riesgo e incertidumbre ¿Cómo nos afectan?

"Los inversionistas reaccionan de manera parecida. Si hay riesgo, tratan de manejarlo diversificando, usando seguros o estrategias financieras. Pero cuando hay incertidumbre, prefieren esperar. Nadie quiere invertir en un proyecto si no tiene idea de lo que puede pasar mañana", explicó Felipe Morris,

Fecha de publicación: 22/04/2025 – 11:40

Muchas veces escuchamos sobre riesgo e incertidumbre como si fueran lo mismo, pero en realidad difieren en forma importante. Ambos se relacionan con no saber lo que puede pasar en el futuro, pero en distintos grados. En estos tiempos de intentos del Gobierno americano de buscar un nuevo orden económico internacional, vale la pena analizar sus diferencias e impactos.

El riesgo es cuando sabemos que algo puede salir mal, pero podemos calcular distintos escenarios con cierto grado de probabilidad. Por ejemplo, si inviertes en los mercados financieros, sabes que puedes perder dinero, pero también hay análisis e información cuantitativa que te ayudan a tomar decisiones con cierta seguridad, permitiendo medir el peligro y mitigarlo. La incertidumbre, en cambio, es como caminar a ciegas. No solo desconocemos lo que va a pasar, sino que tampoco podemos calcular las probabilidades. No hay modelos que te ayuden a predecir, como durante la pandemia o si se desata una guerra inesperada. Imposible predecir algo con certeza. Y lo más complicado es que la incertidumbre muchas veces hace más difícil medir el riesgo. Por ejemplo, si no sabes qué va a pasar con la política arancelaria global, ¿cómo calculas el impacto en tus costos o ventas? Las reglas del juego pueden cambiar de un momento a otro, y eso te deja sin base para hacer pronósticos o planear a futuro. Lo que antes era un riesgo manejable, se vuelve una gran incógnita.

¿Cómo nos afecta esto en la vida real? En el caso de los consumidores, el riesgo hace que seamos más cuidadosos. Por ejemplo, si vas a pedir un crédito, analizas tu capacidad de pago bajo distintos escenarios. Pero si hay mucha incertidumbre, generalmente lo que hacemos es dejar de gastar por completo. Nos guardamos el dinero “por si acaso”, y eso termina frenando a la economía. Los inversionistas reaccionan de manera parecida. Si hay riesgo, tratan de manejarlo diversificando, usando seguros o estrategias financieras. Pero cuando hay incertidumbre, prefieren esperar. Nadie quiere invertir en un proyecto si no tiene idea de lo que puede pasar mañana. Y si no hay inversión, hay menos crecimiento, menos empleos y menos oportunidades.

El riesgo, aunque suene extraño o contradictorio, puede ser positivo. Sin riesgo, nadie emprendería ni lanzaría nuevos productos. El riesgo impulsa la innovación y el crecimiento. Eso sí, si lo sabemos cuantificar y mitigar. La incertidumbre, en cambio, rara vez es buena. Genera miedo, retrasa decisiones importantes y puede frenar la economía. Aunque a veces, cuando las cosas se ponen difíciles, también empuja a las empresas y gobiernos a reinventarse y hacer cambios importantes.

Por ello es importante entender sus diferencias y sus efectos, particularmente en esta época tan incierta para la economía global que inevitablemente nos afectará.

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