El caso de los alimentos malogrados que distribuía el programa Qali Warma continúa complicándose y ganando densidad dramática. La extraña muerte de Nilo Burga, presidente del directorio de Frigoinca, una de las empresas proveedoras implicadas en este esquema de contrataciones irregulares que comprometía a altos funcionarios del Estado, catapulta toda clase de interrogantes.
Burga se encontraba bajo investigación por un caso relacionado con el programa estatal Qali Warma. Se le acusaba de haber sobornado a funcionarios públicos para que productos enlatados de su marca, Don Simón, fueran distribuidos a los beneficiarios del programa. Dichos alimentos habrían provocado intoxicaciones entre los niños que los consumieron.
Según las indagaciones de la Fiscalía, Burga habría ofrecido pagos mensuales y bonos anuales a estos funcionarios para asegurar contratos. A su empresa se le responsabiliza por las conservas de carne de caballo que intentaron hacerlas pasar por carne de res entre 2021 y 2023, según declaraciones de una excolaboradora suya. Se habló también de que Frigoinca habría usado empresas de fachada para, pese a ello, seguir ganando licitaciones en el sur del país.
Y es en el curso de estas investigaciones que, hace 10 días, la Fiscalía decidió allanar 17 inmuebles vinculados a Burga y a otros 14 investigados, incluyendo a Fredy Hinojosa, exdirector de Qali Warma y actual vocero de la presidenta Dina Boluarte. Durante las intervenciones, se recabaron documentos, conservas de comida y evidencias relacionadas con la presunta red criminal.
¿Qué tanto incriminaban a Burga los hallazgos de los magistrados? La pregunta todavía carece de una respuesta clara, pero los indicios apuntan a que él sería solo un punto de una madeja que se extiende hasta las altas esferas del Gobierno; aparte de algunos que ya han quedado muy mal parados, como el mencionado Hinojosa o el titular del Midis, Julio Demartini, cuya renuncia hubiera sido lo más apropiado, tratándose de un escándalo como el que desató esta cadena de destapes y posteriores acontecimientos.
Lo peor es que el círculo íntimo palaciego sigue anegado de denuncias por corrupción, prófugos de la justicia y acusados por el Ministerio Público. La muerte de Burga es un hecho que debe ser investigado a fondo, como todo lo que la rodea, pero las fétidas aguas negras de este caso han subido peligrosamente de nivel y, más temprano que tarde, podrían complicar extremadamente la flotación de un Gobierno sin salvavidas político a la vista.