En su pizarra, Verónika Mendoza coloca a la minería como enemiga del pueblo. ¿Sabrá la excandidata que el pueblo también trabaja en minería? Es el pensamiento Mendoza: sin matices ni zonas grises que no encajen en la ley de la unidad y lucha de contrarios. Si no estás con el pueblo, estás contra él. ¿Y quién decide quién está con el pueblo? Ella, claro.
En su pizarra, Verónika Mendoza coloca a la minería como enemiga del pueblo. ¿Sabrá la excandidata que el pueblo también trabaja en minería? Es el pensamiento Mendoza: sin matices ni zonas grises que no encajen en la ley de la unidad y lucha de contrarios. Si no estás con el pueblo, estás contra él. ¿Y quién decide quién está con el pueblo? Ella, claro.

La izquierda es la que más se ha indignado con el último informe del INEI sobre la evolución de la pobreza monetaria. Han tuiteado y gritado que cómo es posible. Se han rasgado las vestiduras y han pedido la cabeza de la presidenta Dina Boluarte.

Sin embargo, esa misma izquierda que hoy se indigna se pasó años, décadas, negando el crecimiento económico. Son esos mismos indignados los que hace 15 años decían que el ‘chorreo’ era falaz, que las cifras estaban ‘maquilladas’, que el modelo económico no sacaba de la pobreza y que, finalmente, el crecimiento económico no era sinónimo de desarrollo. Súbitamente, ahora esa izquierda cree en las cifras económicas como herramientas válidas de medición pobreza y riqueza.

El negacionismo económico es tan grave como el negacionismo histórico. Es negar la realidad para repetir los mismos errores. Para los negacionistas económicos, las estadísticas son fascistas. Salvo cuando dicen lo que se ajusta a su narrativa.

Son esos mismos izquierdistas que hablaban de ciencia durante la pandemia. Que decían que había que creer en el método científico y en la ciencia, y no caer en las fake news. Y, sin embargo, son los primeros en negar las ciencias económicas. Porque, a estas alturas, negar el crecimiento económico que tuvimos es posverdad, fake news, negacionismo económico. Y la evidencia está precisamente en el crecimiento económico que ya no tenemos.

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