Invertir en las niñas y niños es reducir las desigualdades sociales y económicas, y promover una sociedad más equitativa. Como lo señala James Heckman, Nobel de Economía, por cada dólar invertido en la primera infancia, el país recupera hasta 17 dólares. Pero es también una inversión en educación, salud y bienestar, creando un entorno seguro y promoviendo la participación activa.

Esto no solo beneficia a los niños, niñas y adolescentes, sino que también sienta las bases para sociedades más equitativas y sostenibles a largo plazo.

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Por eso, la ONG World Vision realizó “Aros Solidarios”, una iniciativa que promueve la solidaridad entre empresas y la esperanza que generan al reafirmar su compromiso con la niñez y sus familias. Cada aro representa una conexión significativa que contribuye al bienestar de niñas y niños, promoviendo así el desarrollo del país.

“Cada niño y niña merece un futuro lleno de posibilidades y oportunidades, y juntos podemos hacer realidad esta visión. Cuando el sector privado forma parte de esta cadena solidaria, se pueden trasformar más vidas y comunidades”, explica Sandra Contreras, directora ejecutiva de la organización humanitaria con más de 40 años en Perú.

Desafíos pendientes

En la búsqueda del progreso económico y social, las cifras revelan desafíos. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), aproximadamente 1.3 millones de personas mayores de 15 años en Perú carecen de habilidades básicas de lectura y escritura.

La brecha digital también plantea obstáculos, con 6 de cada 10 escuelas públicas de primaria y 3 de cada 10 escuelas públicas de secundaria en Perú sin acceso a internet, según el Ministerio de Educación. La conectividad es esencial para el acceso a recursos educativos en la era digital.

Además de la educación, el bienestar y la protección de la niñez son imperativos. En un país donde se reportan cerca de 34 casos diarios de violencia contra niñas, niños y adolescentes, es crucial fortalecer los entornos familiares y sociales para garantizar espacios seguros y libres de violencia.

En momentos de crisis y emergencia, la respuesta humanitaria es esencial para salvar vidas y brindar apoyo inmediato a quienes más lo necesitan. La capacidad de responder rápidamente a desastres naturales y otras emergencias es fundamental para garantizar la seguridad y el bienestar de las comunidades vulnerables.

Para Contreras, “estos pilares no solo están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, sino que también son fundamentales para promover el desarrollo integral y equitativo de la sociedad peruana”.


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