Presidente argentino explicó la calamitosa situación en la que recibe el Gobierno. (Foto: Reuters)
Presidente argentino explicó la calamitosa situación en la que recibe el Gobierno. (Foto: Reuters)

“Shock”, “ajuste doloroso”, “ajuste fiscal”, “no hay plata”, “habrá estanflación”. Estas palabras que bien podrían significar crisis profunda y el fin del capital político de cualquier autoridad alrededor del mundo, aquí y en la China, han sido parte del discurso más esperanzador, vitoreado y expectante que se haya visto en los últimos años en Argentina, nuestro vecino sudamericano.

Al grito de “¡libertad!, una multitud de personas acompañaron a Javier Milei, presidente electo de aquel país, en su traslado hacia la Asamblea Legislativa, donde juró como mandatario ante las dos cámaras parlamentarias del sistema legislativo argentino, recibió la banda presidencial y el bastón característico de la ceremonia, para luego dirigirse hacia la Plaza del Congreso y pronunciar su primer discurso.

“Hoy damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive, y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país”, manifestó entre aplausos. Así comenzó la era Milei.

“HABRÁ LUZ AL FINAL DEL CAMINO”

El mandatario, que en campaña política no tuvo reparos en decir las cosas por su nombre, usó su primer día de Gobierno para curarse en salud. En primer término, alertó que “ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”, y destacó las medidas que deberá afrontar tras la calamitosa situación económica en que se encuentra la nación del sur, con la promesa de que “este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argentina”.

“No hay alternativa al shock. Eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, empleo, salarios reales, cantidad de pobres e indigentes. Habrá estanflación”, alertó el mandatario, quien precisó que el ajuste fiscal será “equivalente a 5% del PBI, que caerá sobre el sector público”.

Milei acotó que, aunque a corto pazo “la situación empeorará, luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo habiendo creado las bases de un crecimiento sólido y duradero”.

Con presencia de altas autoridades del mundo, el jefe de Estado manifestó que, luego del fuerte ajuste anunciado, “habrá luz al final del camino”. “Que las fuerzas del cielo nos acompañen en este desafío. Será difícil, pero lo vamos a lograr. Viva la libertad, carajo”, culminó.

Finalizado el discurso, el flamante presidente argentino se dirigió en auto a la Casa Rosada, saludando a propios y extraños. La esperanza es grande, igual que el reto de devolverle a Argentina el brillo mundial que supo tener hasta inicios del siglo XX.

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