Foto: Rafael Cornejo.
Foto: Rafael Cornejo.

Redacción PERÚ21

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Sandra Gamarra,PintoraAutor: Gonzalo Pajares.

Sandra Gamarra ha participado en las bienales de Venecia y Sao Paulo. Obra suya ha sido expuesta y comprada por el MOMA (Nueva York). Ella dice que solo presentó "un dibujito" y que el museo ha comprado algunas de sus "cositas", pero hay que celebrar que uno de los espacios más importantes del arte contemporáneo mundial le preste atención a uno de nuestros artistas.

Tienes sangre japonesa…Sí, pero mi acercamiento a esa cultura fue más familiar que social. Mi madre no sabía japonés, imagino que eso pasó porque sus padres no le quisieron 'ensuciar' su castellano. Recuerda que, en la Segunda Guerra Mundial, los japoneses fueron perseguidos.

¿Siempre fuiste consciente de tu mestizaje?Siempre fue un problema porque, para la colonia, yo no era una japonesa, pero para el común de los mortales, sí. Nunca entendí lo que pasaba hasta que en la universidad, en una práctica a la que tuve que llevar fotos familiares, alguien me preguntó: "¿Esto fue en Japón?". Allí me di cuenta de que, salvo mi papá, todos eran japoneses.

¿Siempre te gustó dibujar?Sí, fui la típica niñita que cogía su papelito y se iba a una esquina a dibujar. Me han contado que no era muy habladora, pero en un momento escuché que alguien dijo que era habladora. Entonces, dejé de hablar. También me cuentan que me ponía a contar historias extrañísimas, sin pies ni cabeza.

Dejaste las palabras y te pusiste a dibujar…No, ya dibujaba. Y lo hacía bien. Me inventaba tareas para seguir dibujando. Yo no tenía idea de que se podía ser artista. Mi papá era contador; mi madre, maestra. Éramos una familia de clase media, no pensábamos en el arte como una profesión, pero no sé por qué yo quería estudiar piano, algo imposible para nosotros. Cuando ya pude tomar un micro, me metí a un curso de dibujo en el Museo de Arte (MALI). Todavía no pensaba en el arte como carrera. Pero, al salir del colegio, como mis padres esperaban que tuviese una carrera universitaria, me metí a Diseño Gráfico en la PUCP.

¿Cómo llegaste a Pintura?Estudiaba Diseño y Pintura en paralelo. Abrazaba todo lo que podía, hasta que un día una profesora a quien aprecio mucho me encontró pintando un bodegón. Me preguntó a qué iba. Le respondí que tenía muchas dudas. "¿Y de qué crees que está hecha la vida?", me dijo… y me cagó. Entonces, me mandé con la pintura. Al inicio sufrí bastante: la pintura me parecía imposible…

Y ahora es posible…Sigue siendo una cosa imposible porque no tiene forma: es un trabajo casi a ciegas. Si te pones a pensar qué estás haciendo, te quitas y tomas el primer curso de secretariado bilingüe que se te presente (ríe).

Tienes un museo, el LIMAC…Yo no soy una pintora per se. Yo utilizo la pintura y su tradición –justamente en un momento en que es muy cuestionada–, pero no busco un lenguaje pictórico. Para un pintor, debo de ser una aberración: es como tratar de hacer literatura sin contar nada… no sé si eso es posible, quizás lo sea en el cine (ríe). Para mí es más importante el concepto que la obra en sí. La pintura es un medio para apropiarme de algo, pero también podría usar la fotografía, el cine.

¿Por qué usas la pintura?Porque me da tiempo. Yo necesito tiempo para pensar: mientras pinto, pienso. La pintura siempre ha estado vinculada con lo clásico, y a mí me gusta jugar con los límites pues el arte responde a muchas preguntas a la vez… Aquí radica su problemática: lo bueno y lo malo que puede ser.

Tu muestra se llama Autorretrato, y lo que vemos no son precisamente autorretratos…Hablo de la imposibilidad de hacerme un autorretrato desde el punto de vista occidental, donde el pintor elige el momento, la acción, sus acompañantes. Yo, por el contrario, tomo al autorretrato como un imposible. Por eso, solo doy pautas para que sea el espectador quien construya el retrato. Es un pretexto para contar una historia en la que yo me introduzco solo como hilo conductor.

Te interesa el collage…Leo el mestizaje y lo transfiero hacia la idea del arte. Busco el inicio del collage, momento en que el artista utiliza objetos no artísticos para hacer arte. Lo mestizo es la filtración de lo impuro en lo puro… como lo fue el collage en su momento. Por eso, hago un paralelo entre el collage, el ready made y las prácticas más subversivas, y lo vinculo con el pasado. Así, creo un juego donde lo mestizo no solo es el producto, sino el que logra unificar estas historias.

También hablas de la apropiación, de la intervención…De la destrucción como parte del mestizaje, del deterioro del tiempo, pero también del deterioro autoimpuesto. Yo no creo que un artista ponga sobre sus necesidades el pertenecer a un colectivo artístico.

AUTOFICHA

- Nací en Lima, en 1972. Tengo sangre japonesa. Mi acercamiento a esa cultura ha sido más familiar que social. Estudié Arte en la Universidad Católica. Vivo en España.

- Me dijeron que los artistas peruanos están de moda. Me dio terror, ¿qué pasará cuando la moda termine? Hay que tener cuidado.

- El LIMAC, mi museo personal, ya tiene su sede física en Madrid. Después de una exigentísima convocatoria para dirigirlo, hoy está en manos de mi novio (risas).