OÍDOS SORDOS. Santos y compañía exigieron el cierre de Conga. (Rafael Cornejo)
OÍDOS SORDOS. Santos y compañía exigieron el cierre de Conga. (Rafael Cornejo)

Redacción PERÚ21

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Fueron 365 días luchando contra el enemigo que él mismo se encargó de crear. En sus primeros 12 meses en el poder, Ollanta Humala garantizó una economía estable, pero enfrentó una feroz oposición de quienes lo ayudaron a llegar al Gobierno y de la primera versión de sí mismo: del candidato nacionalista que alzó la bandera de la Gran Transformación.

Los izquierdistas, los antimineros y los frentes de defensa –cuyo discurso extremista y estatista apoyó en la campaña– no le dieron tregua y azuzaron las violentas protestas, en especial contra el proyecto Conga.

Este primer capítulo se agudizó el 24 de noviembre pasado con el paro indefinido, los desmanes y los bloqueos de carreteras que asfixiaron Cajamarca y que fueron impulsados por el presidente regional Gregorio Santos, el exemerretista y dirigente Wilfredo Saavedra y el exsacerdote Marco Arana. En este escenario, las abiertas discrepancias en el gabinete aceleraron la renuncia del premier Salomón Lerner, el 11 de diciembre, y la recomposición de su equipo. Un día después juró en el cargo Óscar Valdés.

Estos cambios no calmaron las aguas. El 31 de mayo, después de conocerse el peritaje internacional al Estudio de Impacto Ambiental de Conga y la viabilidad del proyecto minero con ajustes, el Frente de Defensa de Cajamarca convocó a una nueva huelga. La medida, con poco respaldo pero extrema violencia, degeneró en una sangrienta jornada el 3 de julio, dejando cinco muertos y más de 60 heridos. Se declaró el estado de emergencia e intervinieron como mediadores monseñor Miguel Cabrejos y el padre Gastón Garatea. La intransigencia y las protestas siguen hasta hoy sin visos de solución.

TRES GABINETESEl conflicto por Conga y la falta de avances en otros sectores desgastaron al gabinete Valdés, cuya reestructuración, después de mucha espera, se cristalizó la noche del 23 de julio, cuando Juan Jiménez Mayor se estrenó como el tercer premier del Gobierno e ingresaron cinco nuevos ministros.

En solo 12 meses, el mandatario tomó juramento a tres gabinetes. Además, 35 personas se ciñeron el fajín ministerial, sin contar a los tres colaboradores que pasaron de una cartera a otra. Todo un récord histórico en nuestro país.

FUEGO EN ESPINAROtro dolor de cabeza para Humala fue el desborde en la provincia de Espinar, que estalló el 28 de mayo. Unos 8 mil campesinos intentaron tomar el campamento de la minera Xstrata-Tintaya por una supuesta contaminación. Los desmanes terminaron con dos muertos, más de 100 heridos y la detención y, luego, liberación del alcalde Óscar Mollohuanca. Poco después, volvió la calma y se retomó el diálogo.

En medio de la revuelta, a inicios de junio, se terminó por quebrar la desgastada bancada oficialista, con la renuncia de Javier Diez Canseco, Rosa Mavila, Verónika Mendoza y Rubén Coa.

TERROR EN EL VRAEEsta etapa también se caracterizó por el errático manejo del secuestro de 36 trabajadores de Camisea en Kiteni, Cusco, a manos de narcoterroristas, y por el concierto de errores de la operación de 'rescate' Libertad, que dejó ocho agentes asesinados por las huestes del camarada 'Gabriel'. Al final, los ministros de Defensa, Alberto Otárola, y del Interior, Daniel Lozada, renunciaron para evitar la unánime censura.

Pesan sobre sus hombros el caso del suboficial PNP César Vilca, asesinado por los terroristas y cuyo cadáver fue encontrado por su aguerrido padre, Dionisio Vilca, luego de una solitaria búsqueda. También, el 'rescate' del suboficial PNP Luis Astuquilca quien, después de 17 días en la selva, llegó por sus propios medios a Kiteni.

La primera parte de la gestión, igualmente, será recordada por el descuido de la seguridad ciudadana y por la baja calificación del mandatario, quien, según Datum, obtuvo 11.4 de nota.