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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois, La opinión del directordirector@peru21.com

Así tenemos que, a lo largo del año, los aficionados no estuvieron pendientes de jugadores o entrenadores sino de abogados, ya que los puntos iban y venían sin que los equipos ganaran. El pésimo manejo dirigencial ya había deslucido y devaluado el campeonato más importante del fútbol profesional peruano.

Hasta que llegó el día del partido final y se descendió al papelón total.

En primer lugar, se llevó a cabo la conferencia de prensa de un funcionario de la Municipalidad de Lima que, con un aire a Poncio Pilatos y con mucha solemnidad, dijo que el Estadio Nacional no ofrecía seguridad, con lo cual solo quedaba asumir que el partido estaba siendo cancelado.

Sin embargo, inmediatamente después –y casi corriendo–, dijo que tendrían que ser otros los que asumieran la responsabilidad, y salió despavorido de la sala evitando por todos los medios aclarar qué es lo que había declarado y cuál era la posición de la municipalidad provincial.

Luego de esa escena, que parecía salida de una comedia, siguieron largas horas de una incertidumbre total. Había 35 mil personas que se dirigían al estadio, pero nadie sabía si el partido, por el título del campeonato, se iba a llevar a cabo. Al final sí se jugó, aunque se inició con 'solo' media hora de retraso y con miles de aficionados aún ingresando.

Un ejemplo más de lo mal que se maneja el fútbol peruano. Por lo que solo queda lamentarnos que llevemos 30 años sin asistir a un Mundial y que en toda competencia internacional seamos los primeros en ser eliminados.

Aunque, ahora, a la dirigencia que tanto criticamos le podemos sumar a la señora Villarán con los papelones de su administración municipal.