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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa, Opina.21ggiacosa@peru21.com

No pongo un nombre pues no se trata de una cita textual y no quiero que se produzca un malentendido. No obstante, les ruego que acompañen mi razonamiento en torno a este tema. Tiene que ver con Venezuela y el miniescándalo que se armó porque el Perú emprendió negociaciones potencialmente interesantes con aquel país. ("¡Qué va a decir Estados Unidos!", opinaría Alan). Se refieren a las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Roncagliolo, y a las opiniones de un congresista.

El canciller expresó –para justificar los convenios con Venezuela– que China, nuestro principal socio comercial en el planeta, "no es precisamente un régimen democrático". El congresista M.B., perteneciente a la bancada de Solidaridad Nacional, recordó –según informa el diario El Comercio– que "China es una potencia económica mundial. Por lo tanto, señaló, el Perú no está en condiciones de cuestionar el ordenamiento político interno de ese país". Si la afirmación se hubiese referido a todos los países del orbe, como debió ser, podríamos comprenderlo y hasta secundarlo, pues estaría apoyando sanamente el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros estados. Pero invocar la condición de "potencia económica mundial" para acallar las opiniones sobre la China me parece francamente lamentable. Realista, pero lamentable.

Creo que es saludable admitir los límites que impone la realidad, pero me parece grave que quienes no representan la voz oficial del Perú fuera de sus fronteras aparenten creer que la democracia depende del peso político y económico de una nación.