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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Fritz Du Bois, La opinión del directorFue interesante en la encuesta mundial de Gallup que publicamos, el que no se pudiera identificar ningún tipo de patrón internacional para alcanzar la felicidad. Si bien uno diría –condicionado por la imagen bíblica del Edén– que el hecho que la lista de países felices sea liderada por una isla paradisiaca como Fiji es normal, el que también figuren los suizos entre los primeros –quienes podrán ser ricos pero nunca dan la impresión de estar contentos– sí fue una sorpresa total.

Por nuestra parte, estamos bastante por encima del promedio mundial por lo que hemos resultado ser más felices de lo que nos hubiéramos imaginado escuchando los noticieros o leyendo las portadas de los diarios. Nos preguntamos si no le estamos dando demasiada importancia a gente que buscan deprimir a los peruanos, como los Sres. Saavedra y Santos, quienes, en la tristeza, encuentran su nicho político de mercado.

Lo que queda claro es que no hay receta universal y por ello cada pueblo seguirá, por su propio camino, buscando la felicidad. Por otro lado, lo que sí se notó en la encuesta fue una tendencia muy clara con respecto a la esperanza. La cual parece condicionada por la expectativa económica y la claridad del rumbo que les depara.

Así tenemos que países como Colombia y Vietnam, que durante años sufrieron de un nivel de incertidumbre abismal,hoy tienen un horizonte económico definido y el nivel de su esperanza es espectacular. Mientras que países ricos como Francia, Bélgica o Austria, agobiados por una brutal crisis fiscal que no tiene cuando acabar, son los más pesimistas a nivel mundial.

En nuestro caso, pese a ser uno de los países con más crecimiento el último año, el optimismo que existía se ha esfumado. Hemos caído a un pesimismo bastante mayor que la media internacional, como ha ocurrido en el pasado cada vez que el peruano ha sentido inestabilidad o pierde el entusiasmo.

Incluso, parece una montaña rusa la fiebre de la esperanza peruana durante los últimos diez años. Cuando hay elecciones o problemas mayores como el 'Arequipazo' el optimismo cae como un plomazo, pero se recupera muy rápido no bien la crisis se ha solucionado.

Sin embargo, luego de la última elección la esperanza no se ha recuperado, lo cual indicaría que el temor no se ha disipado. Juan Manuel Santos, quien podría competir en carisma y elocuencia con nuestro mandatario, ha logrado revertir el ánimo del colombiano. ¿Podrá Ollanta Humala hacer lo mismo con los peruanos?