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Redacción PERÚ21

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Carlos Basombrío,Opina.21cbasombrio@peru21.com

Algunos querían que todo se olvide, y ello ahora nos pasa factura. Que haya gente joven que no sepa de los horrores de Abimael Guzmán es escalofriante. A este paso, pronto preguntarán quién es Vladimiro Montesinos.

Hay que trabajar sobre el tema en serio (siempre lo más difícil en un país donde los políticos viven del efectismo). Lo primero debería ser evitar que el tema sea aprovechado por la política con minúsculas; tanto la de Perú Posible, que lo usa para tratar de blindarse de las críticas de ser blandos, y del fujimorismo, que se cree el dueño de una causa nacional. No se atreven a decirlo, pero, en la lógica Kenji, el día contra el terror debiera ser el 5 de abril.

En mi opinión sí debe haber un día para honrar a las víctimas del terror y para el escarnio de sus victimarios (que potencie los esfuerzos del Museo de la Memoria). El 3 de abril me parece muy adecuado, ya que se conmemora la atroz matanza de Sendero Luminoso de 69 campesinos indefensos en Lucanamarca.

Por cierto, el otro gran símbolo de esa época de espanto es Accomarca, donde el teniente Telmo Hurtado mató a otros 69, incluyendo niños, para que no "crezcan y sean luego terroristas".

¿Qué tienen en común Lucanamarca y Accomarca? Entre otras: la profunda cobardía de atacar a los más débiles de la sociedad, sabiendo que no tendrían cómo defenderse.

Por cierto es el colmo que estemos recién discutiendo sobre esto, cuando ya tenemos hasta un Día del Pollo a la Brasa.

(Dado que el tema de la comida peruana es tan sensible, hago profesión de fe. Como a la inmensa mayoría, me encanta. Me siento orgulloso de que sea tan reconocida en el mundo y admiro a sus protagonistas. Que a algunos peruanos no les guste o les indigeste, no hace sino confirmar la regla. A ellos solo hay que decirles, sin mala onda, "tú te la pierdes, compadre").