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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois, La opinión del directorCuando se pregunten en el futuro ¿en qué momento se definió el gobierno de Humala?, es poco probable que se encuentre un punto de quiebre más decisivo que lo ocurrido en la última semana.

La intempestiva salida de Salomón Lerner no es tan sorprendente si consideramos que debe de haberse sentido marginado por el grupo 'militar' y hasta 'pintado' en las últimas decisiones –estado de emergencia, arresto de Saavedra, retiro del voto a los soldados– que tomó el presidente. "Si no me hacen caso, para qué quiero el cargo", habrá pensado. En todo caso, ha demostrado voluntad de renuncia, lo cual en nuestro medio es bien raro.

En realidad, el terremoto generado por Conga ha sacado a la superficie las grietas que habían en el Gobierno y llevará al alejamiento del ala más radical, lo cual empezó con la salida de Tapia y el rompimiento con Santos en Cajamarca, que antes andaba dando vueltas en la periferia de la coalición gubernamental.

Al final de esta crisis ministerial se irán 5 o 6 ministros entre radicales e incapaces y posiblemente se alejen algunos parlamentarios. Para ser el primer gobierno elegido de una izquierda que siempre se ha fraccionado, la sorpresa capaz sea que las primeras salidas se hayan demorado.

Por otro lado, no creemos que este remezón lleve a un viraje total de Humala. Lo que debería consolidar es a un gobierno de izquierda moderada que ya no tendrá sitio en sus filas para un Saavedra o un Huaynalaya como estos hubieran pensado leyendo La Gran Transformación; pero que todavía va a querer encontrar la solución fortaleciendo al estado y no con mecanismos de mercado. Los gritos acusando al gobierno de haberse 'derechizado' suenan a disco rayado.

Asimismo, Humala está descubriendo que en el poder lo que cuenta son ministros que sean leales y que le den resultados. De poco le sirven los ineptos, así como aquellos que públicamente cuestionan las decisiones que se han adoptado. Existe un principio de responsabilidad colectiva en un gabinete, si uno no está de acuerdo con algo renuncia y entonces sí tiene derecho a criticarlo. Es poco consecuente el hacerlo mientras se mantiene entornillado al cargo.

Finalmente, de la composición del nuevo gabinete, que debería de tener un perfil más tecnócrata y menos politizado, se podrá ver con un poco de más claridad en dónde terminarán aterrizando. Esperamos que sea en un terreno plano, priorizando el crecimiento y el manejo eficiente de los programas sociales, para beneficio de la mayoría de los peruanos.