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Redacción PERÚ21

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Adolfo Guevara, Opina.21aguevara@peru21.com

Es la anormal acumulación de líquido en la cavidad peritoneal. Este fluido –que se encuentra en pequeñas cantidades– lubrica las vísceras y permite que estas desarrollen bien su función. En el 70% de casos, se presenta por un mal crónico en el hígado (ejemplo: la cirrosis). Se forma por hipertensión portal. Todo lo que se filtra por el hígado, al encontrarse endurecido, tiene un tránsito más lento, lo que ocasiona varices en la vena porta y retención de linfa. Existe un complejo mecanismo en el que entra a tallar la función renal. Si la acumulación de líquido es escasa o poca, pocas serán las molestias; si es grande, se presentarán dificultades para respirar y un vientre muy distendido. La mejor forma de diagnosticarla es con una ecografía. El tratamiento consiste en actuar –si se puede– sobre el mal de fondo. Es decir, usar medicamentos contra las hepatitis B o C, que son las que la producen la cirrosis. Cuando es producida por un tumor, se llama ascitis maligna. Es importante contar con un estudio microscópico.