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Redacción PERÚ21

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Por: Marco Sifuentes, Perú 2.1En el de este ingreso al túnel del tiempo estábamos a finales de febrero y el destino parecía inexorable. El equipo de campaña de Toledo, sinceramente, creía que podía ganar en primera vuelta. Los ministerios ya se estaban repartiendo. Algunos declaraban que ésta era la campaña más aburrida de la historia del Perú.

Oh, tres veces oh, qué equivocados estábamos.

Hacia finales de febrero había un candidato pitufo, que tenía 5% pero que era tratado por los medios como si tuviera 20%: PPK. No lo estoy inventando. Un estudio de IP Noticias revela que, en los primeros dos meses del año, PPK tuvo tantas menciones en canales, radios y diarios como los otros candidatos que sí tenían dos dígitos en las encuestas (incluso, a veces, más que Keiko y Humala). Y, sin embargo, no despegaba.

Fue entonces que la política peruana descubrió el poder de un meme. La fotografía de una señora cogiendo las partes más nobles de un desavisado PPK se viralizó, primero en Twitter, luego en Facebook y, finalmente, por todo en Internet. Ese mismo día, 21 de febrero, mucha gente que no conocía al candidato —a pesar de sus 30 años de actividad política— empezó a buscarlo en Google.

Ese fue el pie que estaba esperando el equipo de campaña de PPK. El resto es historia: la campaña apuntó a los más jóvenes que se transformaron en PPKausas, una especie de versión 2.0 de los chicos del Movimiento Libertad, solo que con pulseritas en vez de vinchas. Ellos se encargarían de difundir la palabra del que llamaban "nuestro líder" con sus padres y sus amigos.

La estrategia funcionó espectacularmente bien… en Facebook.

Hacia el tercer domingo de marzo, a solo 20 días de las elecciones, PPK seguía en quinto lugar en las encuestas del mundo real. Pero, eso sí, venía subiendo sostenidamente y ya despuntaba en la Lima A/B (no tan casualmente, el sector de nuestra población más conectado a Facebook entonces). El grito de guerra era: SUBE SUBE PPK. Pero todo era un autoengaño.

Como se demostraría después, PPK era el candidato de los jóvenes… que entraban a Facebook. En primera vuelta, el candidato más votado (28%) por los jóvenes entre 18 y 24 años fue Ollanta Humala.

Ese tercer domingo de marzo también tuvimos noticias de Ollanta Humala: estaba en el segundo lugar, con 18%, pisándole los talones a un Toledo (20%) que ya venía en caida libre.

La primera reacción ante esta encuesta fue negación. Tenía que ser falso, una mentira de las encuestadoras, un complot de los medios para asustar a "la gente" (léase el limeño A/B) para que abandone el voto perdido por PPK y vuelva a Toledo.

Pero no. A pesar de lo que hasta ahora muchos creen, las encuestas (algunas) sí reflejaban la realidad y, tal como demostró el estudio de IP Noticias, la mayoría de medios atacaba a Toledo (a quienes sus rivales acusaban de ser favorecido por la prensa).

¿Qué había pasado? Wikileaks, eso habia pasado.

Casi el mismo día de la "pesada" a PPK, apareció un cable de Wikileaks que revelaba que, en el 2006, funcionarios de Toledo habían recurrido a la Embajada norteamericana a complotar en contra de Humala. Durante dos largas semanas, los brasileños de Humala capitalizaron el tema muy hábilmente (con un ahora paradójico spot del candidato, bien al terno, protestando por la "intromisión extranjera").

Encuestas de Ipsos Apoyo realizadas durante la explotación del escándalo revelan que Humala creció de 9 a 13 puntos en Lima, una de las zonas que más lo resistió (mientras, también en la capital y debido a un huayco inagotable de disparos al pie, Toledo se derrumbaba de 26 a 20). Además, el rechazo al nacionalista, en todo el Perú, bajó de 32% a 27%.

Y, por si fuera poco, acabó el descanso postnatal de Nadine, que se reincorporó a la campaña.

Aquí es cuando Lima pierde la inocencia. (Seguimos la próxima semana).