Cada vez se hacen más evidentes los problemas de redacción y de comprensión lectora entre los jóvenes. En la educación superior inclusive, muchos quieren tener lecturas de pocas páginas o párrafos sin contexto. A muchos se les hacen difíciles las lecturas de largo aliento y la aprehensión de conceptos.
Enrique Briceño, jefe de Biblioteca de la Universidad Católica San Pablo de Arequipa, considera que esto puede contrarrestarse promoviendo la lectura desde los primeros años e incentivando el acercamiento a los libros desde el hogar, comenzar por el formato físico antes que el virtual.
Él, que se acercó a ellos desde los tres años, incentivado por su padre, plantea iniciar una biblioteca con obras clásicas de narrativa, poesía “que estimulen la capacidad de imaginar y crear”.
“Cada persona va desarrollando sus propios gustos y la biblioteca va adquiriendo un perfil, pero qué bueno sería que la conversación en casa trascienda las malas noticias o lo vano del mundo del espectáculo; contar qué lees y por qué”, dice Briceño.
Sugiere que si un niño quiere saber algo, sea acompañado por sus padres en ese proceso. “El conocimiento está en los libros. Con ese conocimiento se puede navegar mejor en la Internet”, agrega.