SIN APOYO. Efectivos de la Dirandro en una operación antinarcóticos en Ayacucho, el 22 de mayo. Foto: Andina/referencial
SIN APOYO. Efectivos de la Dirandro en una operación antinarcóticos en Ayacucho, el 22 de mayo. Foto: Andina/referencial

Festín en el Vraem. En los primeros meses de la pandemia, en 2020, se conoció que el precio de la droga se desplomó a causa de las medidas de restricción dictadas por el gobierno del entonces presidente Martín Vizcarra; pasó de US$900 a US$400 el kilo. Sin embargo, la falta de dirección en la lucha contra el y la llegada de un gobierno prococalero facilitó que esta economía ilegal atraviese un nuevo momento de apogeo y ahora los precios alcanzan los US$1,400. Reina el negocio narco. ¿Y las autoridades?

Con el paso de los años, los cultivos ilegales de coca se han expandido a diferentes zonas como el Alto y Bajo Huallaga, el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), Puno, Loreto, Ucayali, además “se presentaron con mucha fuerza” en la cuenca del Marañón en Amazonas y Cajamarca, según se detalla en el libro Las economías criminales y su impacto en el Perú, escrito por el exviceministro Ricardo Valdés, el exministro del Interior Carlos Basombrío y el sociólogo Dante Vera.

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“El número de hectáreas cultivadas ha subido en la región andina de 173,100 en 2002 a 234,177 en 2020, siempre en función de las crecientes necesidades del narcotráfico”, revela el estudio.

El panorama actual —generado, en parte, por la desidia de diferentes instituciones que tienen un rol en la lucha contra las drogas— parece sonreír a los traficantes de estupefacientes, quienes ven con agrado cómo la demanda viene creciendo favorablemente y nadie los frena.

Los principales campamentos que están a todo motor en la producción ilícita de estos narcóticos están ubicados en zonas del Vraem, Cusco, Puno y Ucayali, apuntó el exministro del Interior Rubén Vargas.

“En los últimos dos años hubo una contracción en el precio de la cocaína y, por ende, en la hoja de coca en el Vraem. Eso, como consecuencia, ocasionó un reacomodo en el mercado de la producción de las drogas cocaínicas que se trasladaron más hacia las zonas de Cusco, de Puno y por el norte a Amazonas y Ucayali; sin embargo, ha vuelto con mucha fuerza la demanda de drogas cocaínicas en el Vraem”, manifestó en diálogo con Perú21.

“Esto se registra desde hace dos meses. Donde se disparó el precio de la cocaína a US$1,200, inclusive US$1,300, hasta US$1,400 la arroba en el Vizcatán del Ene”, resaltó el especialista y agregó que es un precio “pocas veces visto”.

Vargas esboza que esta alza de precios obedece a una fuerte demanda de cocaína “en todo el Vraem”. “Se disparan los precios, no solo del producto final, sino también de la cadena de suministros, empezando por la hoja de coca”, aclaró.

“En el Vraem, en estos momentos, hay una crisis y una escasez muy fuerte por los combustibles y no es porque haya escasez de combustibles. Pero como están fabricando mucha cocaína, necesitan más combustible y eso hace que se genere una escasez para el mercado tradicional”, apunta el extitular del Mininter.

Para Pedro Yaranga, especialista en terrorismo y narcotráfico, desde 2017, inicio de la crisis política, se fue perdiendo el norte en la dirección contra en la lucha antidrogas. No obstante, resalta que fue en el régimen del profesor Pedro Castillo donde los resultados fueron escasos o nulos.

“En la etapa del gobierno de Pedro Castillo fue donde se abandonó totalmente la lucha contra las drogas. Ahora todo es consecuencia de eso. Una paradoja es que solo la pandemia pudo frenar un poco el narcotráfico porque todo estuvo paralizado por la enfermedad”, aseveró a este diario.

Si el Perú no aplica una política de erradicación de cultivos ilegales, pero sí sucede en países vecinos como Colombia, Brasil o Bolivia, se podría generar una mayor presión en el territorio nacional para la producción de estupefacientes a fin de satisfacer la demanda internacional.

“Los planes para la lucha contra las drogas existen. Se han revisado completamente una y otra vez. Lo que falta es una decisión política, que actualmente no la veo”, cuestiona Yaranga.

FACTOR SUNAT

Una de las instituciones que no cumplen con su papel en la lucha antinarcóticos es la SUNAT, advirtió Rubén Vargas. “La SUNAT ha abandonado esa responsabilidad. Es desidia, burocracia o absoluta irresponsabilidad”, reclamó.

La SUNAT, a través de la Intendencia Nacional de Insumos Químicos, tiene la tarea de evitar que se desvíen insumos químicos a las economías ilegales, como narcotráfico o minería ilegal. Entre sus responsabilidades está llevar un control de empresas que fabrican en el Perú o importan insumos químicos fiscalizados.

“Mientras el narcotráfico está de carnavales, está en su hora loca en el Vraem; lamentablemente la SUNAT es la directamente responsable de evitar que los productos químicos se desvíen al narcotráfico, están en la luna de Paita. La SUNAT ha abandonado su responsabilidad”, expresó.

Fuentes de la SUNAT respondieron que ellos no realizan controles en zonas de alto riesgo, sino que se encargan de labores administrativas. Entre sus resultados, añadieron, figuran denuncias por presunto delito de tráfico ilícito de insumos químicos.

REVIVE EL HUALLAGA

Fuentes de la Dirandro - PNP indicaron que el incremento de precios se debería a que la Policía en estos últimos meses ha incautado gran cantidad de insumos químicos, y con los escasos productos que entran al Vraem están haciendo poca droga.

Una de estas operaciones (con los escazos recursos con los que cuenta) se ejecutó el último 15 de mayo en el Huallaga, en Huánuco. Efectivos de la Dirandro encontraron e incineraron un laboratorio de procesamiento de clorhidrato de cocaína, también cuatro laboratorios rústicos y hallaron 1,380 kilogramos de hoja de coca en proceso de maceración y cuatro toneladas de detritus.

“El narcotráfico, junto con la corrupción política, son los principales enemigos de la democracia. El narcotráfico, junto con la minería ilegal están corroyendo instituciones que sostienen una democracia. Están albergando un poder fáctico infiltrándose en varias instituciones”, concluyó Rubén Vargas.

TENGA EN CUENTA

  • El informe de Devida de 2022 evidenció el crecimiento de los cultivos de hoja de coca a más de 80 mil hectáreas.
  • Pese a los esfuerzos, hasta el año pasado el 90% del cultivo de hoja de coca en el Vraem iba directamente a la producción ilícita.
  • En 2022 se incautaron 39 mil kilos de droga.