Carlos Meléndez, analista político. (GEC)
Carlos Meléndez, analista político. (GEC)

Para el analista , la disolución del Congreso es una página ya volteada para la ciudadanía que lo que ahora reclama de sus autoridades es la atención de sus necesidades básicas de orden, seguridad, etc. Eso –dice– explica la caída en la aprobación del presidente Vizcarra y el alcalde de Lima, Jorge Muñoz. Sobre eso y las candidaturas al Congreso habló con Perú21.

La encuesta de Datum revela una caída de 13 puntos en la aprobación del presidente Vizcarra en el último mes, de 82% a 69%.

En los últimos gobiernos han sido los factores económicos o de gestión los que han primado en la evaluación al gobernante. Lo que ha hecho Vizcarra es cambiar el foco de atención de los factores económicos a los políticos, él convirtió la disputa con el Congreso en el principal criterio de evaluación; una vez que se satisfizo esa necesidad moral que tenía la ciudadanía, no tiene otros factores políticos que ofrecer…

¿Es por eso que la preocupación ciudadana por la inseguridad reaparece como principal causa de desaprobación?

(...) Una vez que se ha satisfecho esa necesidad moral, las personas se fijan en las necesidades básicas que tienen que ver más con su desempeño y sobrevivencia del día a día, (...) cuestiones de orden, seguridad, integridad; es ahí donde vuelven a aparecer los problemas de inseguridad ciudadana, del tráfico que afecta, por ejemplo, al alcalde de Lima.

¿Qué debería hacer Vizcarra para recuperarse? ¿Qué ocurrirá dentro de un mes?

Va a seguir cayendo en las encuestas porque la elección del nuevo Congreso viene todavía en un par de meses y ese Parlamento no será diferente en calidad respecto al anterior. Vizcarra comenzará a confrontar con él, pero será todavía al final del verano. Lo que va a tener que hacer es encontrar un nuevo enemigo porque en términos de gestión no tiene nada que mostrar, es una administración pública muy pobre, bastante mediocre.

Dice que el próximo Congreso no va a ser de calidad, ¿por qué tanto pesimismo?

Por las listas que van saliendo, figuras cuestionadas de Congresos anteriores porque, en realidad, no se han dado medidas para renovar la calidad de la clase política.

Algunas agrupaciones dicen apostar por la renovación aunque reaparecen rostros ya conocidos y hasta cuestionados.

No es renovación, es reciclaje lo que vemos, pero es comprensible porque no se ha hecho un gran cambio ni reforma política estructural que permita una renovación; no hay incentivos para llevar a la política mejores cuadros profesionales.

¿La participación de fujimoristas como Rosa Bartra o Vilcatoma en Solidaridad Nacional le sorprende?

Más que sorprender diría que hay algunos fujimoristas invitados o independientes que fueron por Fuerza Popular que no se han sentido cómodos teniendo a la lideresa en la cárcel. Y ante la ausencia de un liderazgo que pueda ser aglutinador, por diferentes razones, van a terminar reciclándose en otras fuerzas políticas. (...) El hecho que el fujimorismo se haya fragmentado le va a permitir a Vizcarra seguir atacando a esa fuerza política.

¿No cree, entonces, que sea una estrategia con la que Fuerza Popular busca “sembrar” candidatos para luego, ya en el Congreso, traducirlos en una mayoría parlamentaria?

No estoy de acuerdo con teorías conspirativas, lo veo más como una muestra de debilidad. Fuerza Popular es un espacio dentro de un campo fujimorista que es mucho más amplio. Algunos liderazgos han podido articular hacia ese campo, como lo hizo Keiko en su mejor momento, pero una vez que ella está en la cárcel, no hay un liderazgo que pueda aglutinar ese campo fujimorista.

DATOS

Carlos Meléndez es analista político, sociólogo y doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Notre Dame. Es, además, catedrático en la Universidad Diego Portales de Chile y autor de varios libros; el último de ellos se titula El mal menor.

En su opinión, “Vizcarra tiene una visión maniquea de la política en la que él es el bueno y tiene que crearse un malo que no es solo su enemigo sino el del pueblo también”.

“Martha Chávez es la figura más consensual y que mejor puede jugar un rol articulador entre el keikismo y el albertismo”, sostiene.