"Yo vivía en el sector de Pozo de los Ramos, en el Bajo Piura, con mi hijo y nietecitas. El 27 de marzo del 2017 se salió el río y se llevó todo lo que teníamos, mis cosas, mis animalitos. Nos quedamos con mucha pena y sin nada que ponernos", cuenta María Paula Ramos Castro, de 62 años, a Perú21 que llegó hasta la zona.

La mujer nos comenta que cuando llegaron al caserío Ciudad de Dios, "las autoridades nos prometieron muchas cosas, pero nada se ha cumplido. Vivimos en medio de arenales donde no puede ingresar ningún tipo de vehículo. A veces traemos leñita del campo y ni la carreta puede entrar".

La mujer que debe reirarse la arena de los ojos para contunuar su relato:  "Nos prometieron también que harían viviendas y no se cumplió. Seguimos en casitas de triplay, esteras, con mantas de saco. Somos unas 150 familias que vivimos  y la verdad es que nos sentimos abandonados por las autoridades".

RECUERDA LA PESADILLA

Yesenia Inga Santiago, de 35 años, 
recuerda  como si fuera ayer lo que vivió hace casi dos años. "Estábamos comenzando el día y entonces empezaron a gritar que venía el río y empezó a llegar el agua hasta nuestra casa. Nosotros vivíamos en el antiguo caserío San Pedro. Lo primero que pensé es en salvar a tres mis hijos, el último solo tenía dos años", cuenta.

"Perdimos todo lo que teníamos y nuestra casa se derrumbó. Cuando nos reubicamos en este sector nos prometieron de todo, pero lo cierto es que no hemos recibido ayuda del Estado. Solo una ONG vino a ayudarnos con una calamina para nuestros techos. La verdad que ya no creemos en tanta promesa que hacen", asegura Yesenia Inga Santiago.

Los que sufren más son los niños porque están expuestos a muchas enfermedades. Además, el colegio más cerca está en Ciudad Noé y para allá tienen que caminar más de 20 minutis entre los arenales. 

Enrique Castillo Macalupu, temiente gobernador del caserío Nuevo San Pedro,  asegura que desde hace dos años vienen tocando puertas a casi todos los ministerios para que brinde ayuda.

"Hemos presentado documentos y hasta ahora no dan solucionen a los pedidos",  explica.  Detalla que son más de diez caseríos y unas 1,500 familias que viven entre los kilómetros 977 y 970 de la carretera Panamericana Norte.

"Dicen que han entregado viviendas en Piura, pero nadie sabe dónde las han entregado. Aquí nadie ha recibido nada. Los damnificados y desplazados del Niño costero seguimos viviendo en viviendas inadecuadas y con las lluvias de hace algunos días, muchos sufrieron filtraciones de sus techos que son de calamina", concluye.