En Piura, con el cuento de la protección del agua se restringe minería formal y crece cultivo ilícito. (GETTY)
En Piura, con el cuento de la protección del agua se restringe minería formal y crece cultivo ilícito. (GETTY)

La amapola es una flor con una belleza aplastante, pero con un uso peligroso que destruye miles de vidas. Pese a su hermosa forma y llamativo color, el látex de la amapola (sustancia sustraída de la planta) es el principal insumo de la heroína y el opio, drogas entre las más adictivas y consumidas. En Perú, su cultivo se realiza hace varias décadas y se ha convertido un actor silencioso en el crecimiento del narcotráfico.

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Los primeros cultivos de amapola en el país aparecieron a fines del siglo XIX por la importación de semillas por parte de inmigrantes chinos.

Posteriormente y conforme pasaron décadas, los sembríos de esta flor se ubicaron en distintas regiones como Cajamarca, Amazonas y Piura. También destacan otros departamentos como Huánuco, San Martín y Áncash.

No existe un estudio actualizado; en 2004, el Ministerio del Interior identificó 223 distritos con áreas potenciales para cultivos de amapola. Con el tiempo, los sembríos se han ido expandiendo a otras regiones como Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, La Libertad, Lambayeque, Pasco, Cusco, Junín y Lima (Canta).

“Cajamarca es una de las regiones más aptas para el cultivo de amapola en el Perú, es la de mayor producción. Es el corazón del látex de amapola. Luego están Amazonas y Piura”, señaló el investigador en temas de narcotráfico, Jaime Antezana.

Para Rubén Vargas, exministro del Interior, la aparición de cultivos de amapola en otras regiones es preocupante y un claro indicativo de que existe un crecimiento que no debe pasarse por alto.

“Lamentablemente, no se hace el monitoreo de los cultivos de amapola en el Perú. No existe una lucha contra la amapola, porque no hay información respecto a la magnitud del problema. No se ha realizado un trabajo serio que nos permita tener un punto de partida. Hay un mercado subterráneo invisible a nuestros ojos que claramente está creciendo. Con la misma lógica que se monitorea los cultivos de hoja de coca, se tendría que monitorear los cultivos de amapola. El problema seguirá creciendo, mientras continúe bajo esta oscuridad”, manifestó a Perú21.

En el mismo sentido, Rómulo Pizarro, extitular de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), resaltó la importancia de que se realice una evaluación de la situación de los cultivos de esta planta en el Perú.

“Si vemos un gran crecimiento en producción de hoja de coca, tenemos que preguntarnos también qué es lo que está ocurriendo con la amapola, porque es un desconocido para muchos. Hoy, el país es el primer exportador de coca en el mundo. Mientras esto ocurre, estas mismas redes de narcotráfico están desarrollando rutas para la amapola”, precisó en diálogo con este diario.

LAS RUTAS DE LA AMAPOLA

Para salir del Perú, el látex de la amapola es transportado por rutas terrestres que terminan en la frontera con Ecuador. Desde Cajamarca, la región más afectada por los cultivos de esta flor, el camino llega hasta el Puente La Balsa en la provincia de San Ignacio pasando por Chota. (Ver infografía).

“La gran mayoría de la producción de amapola está ubicada en Cajamarca. Existe una ruta que llega hasta Ecuador. Es un camino que no está bajo ningún plan de protección, seguridad o resguardo”, manifestó Rubén Vargas.

Otra de las rutas está ubicada en Piura. Una fuente local informó a Perú21 que, el látex es transportado hasta Ecuador a través de un corredor vial que sale desde Hualapampa (Huancabamba) hasta la frontera en Vado Grande.

Por su parte, Rómulo Pizarro indicó que otro camino de la amapola es uno que llega hasta el distrito de Río Santiago, de la provincia de Condorcanqui (Amazonas), el cual también está conectado a la frontera con Ecuador.

LAS RUTAS DE LA AMAPOLA
LAS RUTAS DE LA AMAPOLA

EL CUENTO DEL AGUA

El narcotráfico desencadena una gran violencia. La amapola no es ajena a esta situación. En 2009, el proyecto minero Río Blanco, ubicado en las cabeceras de cuenca de las provincias piuranas de Huancabamba y Ayabaca, sufrió el ataque de seudos ronderos que arremetieron contra el campamento y quemaron el lugar. El hecho dejó dos vigilantes muertos y siete personas desaparecidas. Esto bajo el argumento de que la minera contaminaba el agua de la zona, pero en verdad lo que querían era proteger los cultivos de amapola que se verían descubiertos con la llegada de la empresa formal.

Más tarde, en 2015, Río Blanco sufrió la desaparición de cuatro trabajadores. Tres de ellos fueron hallados muertos.

Para Rómulo Pizarro, exjefe de Devida, esto sucedió porque se puso en riesgo los intereses del narcotráfico. “Dijeron que fueron los pobladores. Pero eso no fue cierto. Lo que ocurrió fue que la minera estaba en una zona de ruta de la amapola”, sentenció.

TENGA EN CUENTA:

- Más regiones. Según el investigador Jaime Antezana, también hay cultivos de amapola en La Libertad, Junín, Cusco y Lima (Canta)

-Formas. Desde el Perú, lo más común es que se comercialice el látex de amapola. Sin embargo, se han registrado también incautaciones de morfina y heroína.

-Más cara. El precio de la heroína en el mercado internacional es más elevado que el de la cocaína.

-“Por lo menos, 3 o 4 narcos más poderosos del Perú provienen del mundo de la amapola”, dijo Antezana.

-La amapola, por lo general, crece en altas zonas interandinas con un clima húmedo.

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