Xenofobia e incertidumbre. (Foto: GEC)
Xenofobia e incertidumbre. (Foto: GEC)

El municipio de Miraflores comunica con orgullo sus acciones de fiscalización migratoria que buscan “establecer el orden y la seguridad” en el distrito sin caer en cuenta que su operativo es racista y xenófobo. ¿A quién van a detener? ¿A quienes no se ven como un clásico vecino miraflorino? ¿A quienes hablan con dejo diferente o tienen una pinta distinta? ¿Los turistas también serán interrumpidos? ¿Se hará un escaneo racial y estético?

Para empezar, que un extranjero esté sin documentos en regla no es un delito, así que ninguno, por el solo hecho de ser extranjero y estar en tierras peruanas, merece ser perseguido. En el Perú, la inmigración no es legal o ilegal, sino regular o irregular. Si es irregular, se regulariza. Además, los países tenemos una obligación internacional de no expulsar a extranjeros cuando hacerlo pone en serio peligro sus vidas. Pero, lo más importante de todo, nadie debería sentirse perseguido sin haber cometido un delito.

He sido testigo de cómo en otras partes del mundo, sin razón alguna, solo porque alguien parece árabe o latino ha sido detenido e interrogado. Es terrible. Ya, eso es lo que Miraflores está haciendo con los venezolanos. Este tipo de mentalidad fachista es imperdonable.

Otro sí: es muy difícil predecir el desenlace de esta tensión entre Ejecutivo y Legislativo. Lo que va quedando claro, sin embargo, es que el fujimorismo intentará desaparecer a Vizcarra del mapa, pero no es tan fácil concretar la vacancia. Así que la solución podría darse mediante una negociación.

El rumor más fuerte es que esa negociación consiste en adelantar elecciones seis meses, pero aprobar la bicameralidad con la posibilidad de que los actuales congresistas puedan postular al Senado. La siguiente semana es trascendental.

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