(Perú21)
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Si dices conflicto armado interno, eres terrorista. Si te refieres a Sendero Luminoso como un grupo subversivo, eres comunista. Si hablas de violencia política, estás haciendo apología. En el Perú, hemos construido posiciones tan maniqueas sobre la época del terrorismo que en muchos espacios se ha hecho imposible mantener una discusión racional y empática sobre el tema. Quien no se pliega al discurso fujimorista es difamado públicamente por sus congresistas y se convierte en víctima de ataques en las redes sociales. Los políticos saben cuán bien vende el "terruqueo" y las falsas acusaciones de apología que recurren a ellas sin mayores reparos.

Lo que ha ocurrido con el fiscal José Domingo Pérez es la prueba más reciente de ello. El fiscal del grupo especial Lava Jato dijo en México que Sendero Luminoso era una “guerrilla” y que en el Perú hubo una “guerra civil”. Dos expresiones cuestionables e inexactas ciertamente, pero que de ningún modo justifican las reacciones de los apristas y los fujimoristas. Sobre todo si tenemos en cuenta que Pérez no minimizó el accionar de Sendero Luminoso. Todo lo contrario, el fiscal que solicitó la detención de Keiko Fujimori estaba resaltando como aspecto positivo del gobierno de los 90 la erradicación del terrorismo.

Jorge del Castillo, sin embargo, ha dicho que José Domingo Pérez incurrió en el delito de apología al terrorismo. No sé si lo ha dicho por ignorancia o por simple mala fe, pero lo dicho por el fiscal de ningún modo es un exaltamiento, un enaltecimiento o una justificación del terrorismo (la definición de apología). Marco Miyashiro, el héroe del GEIN y hoy congresista fujimorista, también se ha sumado a este coro. La diferencia es que lo dicho por Miyashiro es todavía más grave: para él lo que hizo el fiscal Pérez linda con la traición a la patria (el único delito junto al terrorismo para el que la Constitución contempla la posibilidad de la pena de muerte).
Ahora, la Comisión de Defensa del Congreso integrada por Miyashiro y del Castillo ha llamado a José Domingo Pérez a rendir explicaciones al Congreso. Apenas se enteró de lo que decían sus críticos, el fiscal se refirió a los senderistas como terroristas y pidió que no saquen de contexto sus declaraciones. Sin embargo, la estrategia de asociar al fiscal que pidió la detención de Keiko Fujimori con una actitud tibia hacia el terrorismo o incluso “pro terruca” ya ha comenzado.

Con tantos problemas que tiene el país por resolver, es inaceptable que los congresistas pierdan tiempo atribuyendo posibles delitos a una persona que evidentemente se opone al terrorismo. Estamos ante un hecho tan insólito como lo sería que llamen al Congreso a Keiko Fujimori porque en un debate pasado se refirió al terrorismo como “guerra interna”. Tal vez José Domingo Pérez se equivocó al hablar de guerrillas (bajo la definición de la Convención de Ginebra, Sendero Luminoso no entra en esta categoría), pero lo que algunos han dicho sobre él es todavía más grave e irresponsable. Es, en realidad, un acto absurdo que podría calificar como difamación.

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